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Vecinos de la coop. Santiago de Roldós, sur de Guayaquil, se quejan por polvo negro que llega a sus hogares desde el puerto de Fertisa

Un polvo negro cubre el piso del balcón de la vivienda de Marcela Vivar. A pesar de que lo limpia una vez al día, asegura, vuelve a formarse una capa sobre la superficie de la baldosa, muebles, mesa y demás enseres. La sustancia ingresa a su hogar por las rendijas de las ventanas y puertas, que permanecen cerradas y con trapos húmedos en los filos.

Vivar no es la única afectada. En su barrio, en la cooperativa Santiago Roldós, sector de Fertisa (sur), los moradores se quejan del polvo que creen que llega con el viento desde la terminal portuaria de Fertisa, que colinda con esta zona. Desde la terraza o ventanas de las viviendas se observa, detrás de un perímetro de contenedores, la cima de una sustancia negra, que según esta empresa se trata de carbón y pet coke, combustibles sólidos que se utilizan en la industria cementera.

“No podemos tender ropa, porque se llena de polvo, las ventanas las tenemos cerradas, pero aún así filtra dentro de las casas. Hemos ido a reclamar (a la empresa), pero no nos dan solución”, comenta Vivar, quien tiene más 40 años viviendo en el sector.

Estas molestias las tienen hace cuatro años, según los moradores. “Antes descargaban banano y úrea y no había ningún problema, pero en los últimos años reciben un material negro que llega por barco y lo cargan en camiones, pero lo hacen a la intemperie y con el viento se esparce”, refiere Lucio Lino, otro habitante del barrio, quien al igual que sus vecinos piden que realicen esa actividad “con todas las seguridades y en espacios cerrados para que no nos afecte”.

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Además de las molestias por el polvo en las casas y calles, también creen que la salud de niños y adultos se ha visto afectada por estar expuestos a ese material. “A mi niña la tengo en tratamiento para las amígdalas, mi otro hijo sufre de rinitis y a mi nieto le salen unos granitos por alergia al polvo”, dice Vivar.

Jesenia, otra residente, se cambió de casa provisionalmente por la salud de sus pequeños, de 4 y 2 años. Lleva cinco meses en la vivienda de su mamá, en el norte de Guayaquil: “Por el polvo, mi hijo mayor sufría de faringitis, le daba tos y se le inflamaban las amígdalas; y el menor es alérgico, se enfermaba frecuentemente de la tos y se le complicaba. Los médicos me dijeron que es alergia al polvo y que lo tenía que sacar de ahí, y eso hicimos. En estos meses fuera de casa, mis hijos están bien, solo un par de veces les ha dado gripe, pero no se han complicado”.

“Estamos cansados, es insoportable el polvo y la bulla las 24 horas”, apunta otra residente, María Fajardo, cuyos tres nietos también se enferman continuamente de faringitis.

Vecinos de la coop. Santiago de Roldós, sur de Guayaquil, se quejan por polvo negro que llega a sus hogares desde el puerto de Fertisa

Narcisa Salazar, quien vive hace más de 40 años en el sector, cree que ese polvo negro sería el causante de la irritación de la vista de uno de sus hijos y la picazón que ella y otros familiares sienten en la piel. “Tenemos que bañarnos con agua de manzanilla para que nos quite la picazón”, dice. Además, sus plantas de papaya, ruda y hierbaluisa se han marchitado, asegura, y cree que también ha sido por “ese polvo”.

No obstante, Leonardo Viteri, vicepresidente de asuntos corporativos de la empresa Fertisa, indica que la sustancia no es contaminante, según la Organización Marítima Internacional (OMI) y la Organización Mundial de Aduana (OMA). y que cumplen con los permisos de funcionamiento y ambientales. “No es un químico, no es sustancia peligrosa”, refiere y afirma que luego de cada operación realizan mediciones del particulado en las paredes perimetrales del puerto. “Nuestros datos históricos del 2021 muestran valores por debajo del 50% de las concentraciones permitidas”, agrega.

En octubre del año pasado, el Municipio acudió para verificar las operaciones de estas sustancias ante una denuncia ciudadana y dio un plazo para que la empresa entregue un plan de acción: “Contemplaba, entre otros detalles, que todo lo relacionado a la manipulación y almacenamiento de los productos que llegan a dicho puerto se los realice dentro de los galpones que se encuentran en las instalaciones con la finalidad de mitigar”.

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Sobre esto, el vicepresidente de Fertisa aclara que dicho compromiso con el cabildo era “habilitar dos bodegas que se encontraban en mantenimiento. Eso se está cumpliendo”, y puntualizó: “en ningún momento se condicionó que el almacenamiento de graneles industriales sea en bodegas techadas”.

En esa ocasión, los moradores y la empresa acordaron algunos compromisos, como por ejemplo que la empresa daría atención médica para los niños de la comunidad. Esto, según los moradores, no se ha cumplido. Sin embargo, Viteri afirma que ese servicio no ha sido utilizado por la comunidad. “Se anuncian en la garita y se los atiende conforme disponibilidad del doctor del dispensario”, refiere.

Otros compromisos fueron: gestionar la colocación de señalética horizontal y vertical en la vía de acceso a la terminal, hacer una campaña con los conductores para que no hagan uso indiscriminado de la bocina y no circulen a exceso de velocidad, mejorar sus procesos internos de manipulación de graneles sólidos, que según la empresa sí han cumplido.

Ante esta nueva queja de los moradores, la dirección de Ambiente del Municipio ofreció que el lunes 7 de junio realizaría una nueva inspección en la empresa para levantar un informe y ponerlo en conocimiento del Ministerio de Ambiente.

La licencia ambiental fue otorgada por el cabildo en 2013 y hasta el año pasado, cuando por su actividad portuaria pasó a ser competencia del ministerio.

En este año han llegado cinco barcos con esos materiales, que por la característica de ambos materiales, apunta Viteri, son productos que comúnmente se almacena al aire libre, en este y otros países.

“Viene (la sustancia) con cierta humedad, se despacha en el vehículo que lo transporta al importador y una parte se queda (almacenada) en el puerto, de tiempo en tiempo de la operación se le rocía agua para evitar el particulado”, asegura el representante de la empresa Fertisa, constituida en 1964 y que se dedicaba a la importación, procesamiento y comercialización de fertilizantes, como actividades principales hasta mediados del 2020, cuando cambió su actividad principal a la prestación de servicios portuarios. Por ese último ejercicio, la firma reportó $ 15,4 millones de ingresos el año pasado; las ventas totales fueron por $ 23,3 millones.

La empresa cumple, asegura Viteri, con varias acciones para mitigar el particulado, como: cubrir el material con lonas de granel para evitar la polución al ambiente; rociar con agua para disminuir el particulado, limpiar las llantas, baldes y chasis de las volquetas que salen de la instalación portuaria, limpiar calles internas y externas y realizar mediciones de control.

“Si limpian la calle de acceso, pero con una manguera y queda hecho lodo. Eso deben hacerlo con una máquina de agua a presión”, sugiere otro morador, que vive a cinco cuadras de la terminal. Hasta su hogar, afirma, llega ese polvo negro.

Otros vecinos, como Marcela Vivar, Roberto Castillo y Azucena Vélez, también reclaman que en la última década se han fisurado las paredes por el paso continuo de vehículos pesados. Un afectado puso la denuncia ante la Defensoría del Pueblo, porque tuvo que gastar $ 4.000 en volver a levantar una parte de la losa que colapsó, pero no tuvo una respuesta favorable.

“La Defensoría se pronunció y dijo que no había forma de vincular lo uno con lo otro, y sí denotar que las construcciones eran irregulares”, responde sobre este particular el representante de Fertisa. (I)

Sin sumideros y calzada deteriorada

En un tramo de la cooperativa Santiago Roldós, en unas tres cuadras, no tienen sumideros de aguas lluvias, por lo que el agua se queda estancada cuando llueve o cuando los vecinos realizan limpieza de los portales de sus casas. Esto ha causado también, en este invierno, que se hayan presentado casos de dengue en este sector.

“Cuando hicieron el alcantarillado sanitario y pluvial en esta zona parece que se olvidaron de hacer los sumideros en estas cuadras”, refiere Lucio Lino, morador.

Ilfn Florsheim, vocera de Interagua, indicó que realizará durante esta semana una inspección en el sector con la finalidad de diseñar un plan de soluciones técnicas y atender las necesidades de los residentes.

Los moradores solicitan también al cabildo que se mejore la calzada, que está deteriorada por la falta de mantenimiento en los últimos años, y la limpieza del canal, que colinda también con la empresa portuaria. (I)

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