Hace ya mucho tiempo escribí un post sobre lo poco ecológicos que resultan los pañales y la posibilidad de utilizar otros reutilizables que son mucho más respetuosos con el medio ambiente.
Decía entonces citando a Ecolosfera:
Pues por fin, un año más tarde, he tenido la posibilidad de probar con Julia tres tipos diferentes de pañales más ecológicos. Aunque adelanto que ninguno me parece que lo sea del todo.
Por una parte he usado pañales de celulosa completamente biodegradables. De hecho sus vendedores te dicen que si cuando los descartas los pones en el jardín, las petunias te florecerán preciosas.
En su uso y apariencia son como cualquier otro pañal deshechable. Quizás algo más rígidos. Su mayor inconveniente es el precio: un paquete de 40 pañales de 12-25 kilos cuesta 26,50 euros sin contar gastos de envío.
Luego he probado los funzzi bunz. Y la verdad es que la cosa no me convence demasiado.
Explico un poco cómo va la cosa: son talla única, tienen unos elásticos semiescondidos con los que puedes fruncir la cintura y el hueco de las piernas para adaptarlos al tamaño del bebé. Vienen con unas compresas lavables de tela que se introducen entre medias del pañal. Para una mayor absorción, sobre todo de noche, puedes usar dos. Aunque es algo menos ecológicos venden si lo deseas un rodillo gigante de papel que poner entre pañal y niño para evitar tener que limpiar la caca, retiras el papel lo tiras y listo. Antes del primer uso hay que lavarlos tres veces. Y no puede pasar más de dos días sin que un pañal sucio pase por la lavadora o por el lavado a mano.
Precisamente tanto lavado es lo que me hace dudar que sean una solución tan ecológica: nosotros somos cuatro en casa, dos niños, y yo no pongo ni de casualidad día sí y día no una lavadora. Usar sólo este tipo de pañales me obligaría a ello o a lavarlos a mano, que gasta aún más agua. Si esa solución me fuerza a poner el doble de lavadoras habría que saber echar muy bien la cuenta ecológica.
Además, recomiendan lavarlos entre 60 y 95 grados. Mis lavadoras suelen ser a 40. Y me gusta usar detergente para bebés con sus cosas, así que tendría que usarlo siempre probablemente.
La primera impresión al tenerlos en la mano es que son muy monos, con esos colores brillantes y esos dibujitos, que son tremendamente suaves por dentro y que abultan un montón. Y así es de hecho: abultan más del doble de un pañal normal y eso sólo con una compresa. Intenté hacer la prueba con dos compresas y la pobre peque parecía un tentetieso, no podía girarse, estaba incómoda y la dejé solo con una. En cualquier caso le mantienen losmuslos separados, algo que los creadores de estos pañales defienden que es muy bueno para evitar problemas de caderas.
Mi primera experiencia tras ponérselos no fue muy buena: la nena se hizo caca casi al instante, esas cacas líquidas de los lactantes que se escurren por todas partes. Puso el pañal fino, a mano fui incapaz de lavarlo bien y tuve que poner una lavadora que no planeaba metiendo cosas que sólo lo necesitaban a medias.
Con el pis no es tanto problema, se nota algo más la humedad en la tela que en los pañales normales. Algo que según la empresa de los pañales es bueno porque los niños son conscientes antes de que se están orinando y contribuye a un mejor y más pronto control de esfínteres.
En ese sentido creo que estarán mejor con niños mayores que tienen cacas más solidas y más fácilmente eliminables con el papelito.
Además, niños de entre uno y dos años manchan menos pañales: un recién nacido puede cargarse 10 pañales al día. Así que harían falta unos 20. A unos 15 euros el pañal, sin contar papeles, es un desembolso inicial importante…
El mayor inconveniente en cuanto a comodidad es qué hacer con ellos si pasas el día fuera de casa. Arrastrar contigo una bolsa llena de pañales sucios, sobre todo en verano, es un tanto desalentador. Recomiendan llevarlos en una bolsa de congelados por razones obvias.
Como te vayas a un hotel de vacaciones, te tocará acudir casi cada día al servicio de lavandería.
Hay familias que los usan en combinación con los pañales normales, pero no sé hasta que punto esa solución intermedia contribuye al medio ambiente.
En definitiva, que no lo veo nada claro.
Pero esa es sólo mi opinión particular. Me consta que hay muchas madres felices y contentas con este invento, a las que las cuentas les salen, sobre todo cuando los han usado varios hijos, y para las que las incomodidades que cuento no lo son tanto.
Lo que si creo es que si hay que buscar una alternativa ecológica a los pañales convencionales creo que la cosa pasa más por algo del tipo de los pañales de celulosa compostables que de los reutilizables.
Siendo realistas, el grueso de la población no va a ponerse de nuevo a lavar pañales.
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