San José lleva su halo, su pelo moreno, su túnica negra e incluso un cinturón diminuto. A su lado, la Virgen María se ve más ancha, un poco ovalada, con su vestido blanco, su velo azul y su propio círculo, una corona que indica su santidad. Entre ellos, Jesús descansa en su cuna, tapado con una tela azul. A priori, es un belén normal; a posteriori, no. Está hecho con gofres con forma de pene y vagina.
El belén está expuesto en los seis locales de La Verguería, una empresa que vende los ya famosos dulces con forma de vagina y falo, aunque ha sido en Sevilla donde ha despertado más oposición. Vox y la Fundación Española de Abogados Cristianos han puesto dos denuncias porque les supone una ofensa contra los sentimientos religiosos.
Los juzgados de Instrucción número 15 y número de 20 de Sevilla ya han abierto diligencias previas contra el "belén erótico". El presidente del partido en Sevilla, Javier Cortés, ha defendido que su grupo sale "en defensa de quienes ven sus sentimientos religiosos pisoteados" porque creen "en el auténtico respeto y la convivencia".
Andrea Suárez, el dueño, que pasó de ser actor porno a montar esta pastelería, explica en conversación con EL ESPAÑOL que sus trabajadores han tenido que enfrentarse a improperios en la web y presencialmente, por culpa de algunos transeúntes. “No lo vamos a quitar. Nos están insultando. Algunos entran y forman escándalo, nos llaman sinvergüenzas, nos dicen que pongamos en el belén a nuestros padres. Sueltan tonterías muy grandes, pero no van a conseguir nada”, sentencia.
Su decisión no nació de ningún fin oculto o perturbador, según recalca. “Lo hago porque me gusta la Navidad, y no es que haya colocado ahí un consolador, he puesto mi producto. Aunque estoy seguro de que me habrían criticado aunque pusiera las típicas figuritas”, puntualiza.
La Verguería de Sitges. EL ESPAÑOL
La idea se le ocurrió a uno de sus trabajadores y él la secundó y decidió montar la decoración en sus seis tiendas, que ha inaugurado poco a poco en época pandémica. La primera la abrió en noviembre de 2020, en Sitges, y la segunda en abril de este año en la capital andaluza. Su éxito se extendió a Pamplona, Zaragoza, Bilbao y Mallorca. Y solo ha tenido estas trifulcas sobre el pesebre en la capital andaluza. “No sé qué le pasa a la gente. Son muy cerrados”, destaca.
Incide en que solo obedecería a la orden de un juez, ya que considera que no es un caso concreto, sino que hay gente a la que no le gusta el negocio. “Buscan cualquier excusa para ir contra nosotros y no nos metemos con nadie, pero somos libres para hacer lo que queramos”. A él le da igual, recuerda que Vox intentó censurar sus escaparates en Mallorca y no lo consiguió. “Hacen populismo contra cualquier cosa. Si no quieren venir a verlo, pues que no pasen por ahí”.
“Innecesario y gratuito”, son las dos palabras que utiliza, Polonia Castellanos, presidenta de la Fundación Española de Abogados Cristianos. “Sabían que ofendían y me parece execrable que utilicen símbolos fálicos y demás figuras para representar una de las escenas importantes de los católicos”, opina.
Ella no vive en Sevilla, pero la noticia les llegó directamente de la boca y los dedos de los ofendidos. Les escribían, les llamaban, les pedían tomar cartas en el asunto. “Nuestra denuncia se encuadra en un delito contra los sentimientos religiosos. Esto lo defienden prácticamente todos los países europeos y muchos del mundo”, apuntala.
Belén erótico de la Verguería.
A la pregunta, “¿por qué ha conmocionado más a los habitantes de esta ciudad?”, ella responde con la ubicación: la Calle Cuna -donde está ubicado el local-, se encuentra muy cerca de la catedral. “También discrepo en que haya puesto más belenes en otras ciudades. Nos habrían dicho algo”, asegura. “En Sitges, que es una ciudad que celebra el carnaval LGTB, les multaron por publicidad ilegal antes de que hubieran puesto símbolos religiosos”, añade.
La presidenta de la fundación reprueba que el empresario lo hiciera a conciencia: “Sabe que determinados símbolos, aparejados a las creencias, son ofensivos. Podría haber utilizado un reno, a Papá Noel, o al Grinch. También podría haber usado figuritas normales”.
Los insultos, para Polonia, son la prueba fehaciente del daño que provocan. “No sé cuánto lleva la tienda en Sevilla. Nunca nos habían dicho nada de ella hasta ahora, por este belén con barbaridades ofensivas. Estoy segura de que si hubiera insultado a otros colectivos o algunos lobbies habría ardido Troya”.
Ella encuentra un motivo: “Querían hacer publicidad y ganar dinero. Parece que puedes atacar a la fe católica y no pasa nada, me parece cobarde. Además, quieren beneficiarse económicamente a costa de una ofensa”.
Andrea comenta que siempre ha habido muchos viandantes que se han acercado a probar los productos de sus locales y que en Navidad esas ventas aumentan. “Algunos vienen expresamente a ver el Belén”.
La noticia, que se ha propagado por internet, ha ganado adeptos y refractarios. “Vaya tela, luego pediréis y respeto, que os cierren la tienda”, escribía un usuario. Otro respondía con sarcasmo: “¡Qué poca vergüenza, que atrevimiento, decir que José y la Virgen tenían aparato reproductor! ¡Cómo se les ocurre y cómo se le ocurre a Dios, encima, ponernos uno a cada uno! No entiendo nada”.
Lo han tildado de provocación, ha despertado admiración y hay quien también ha hecho hipótesis sobre otras religiones: “Entonces para el Ramadán pondrán un pene vestido de musulmán ¿o les da miedito que les quemen el negocio? Digo, al final no se meten con quién quieren sino con quién pueden”.
“Al final es publicidad”, resume Andrea. Considera que quienes se quejan les dan más fama. Mientras, evita entrar al trapo. “Si quieren denunciar, que denuncien”. Él se mantiene feliz con La Verguería. “Soy empresario, la idea del proyecto va conmigo y doy trabajo a más de 20 personas”, prosigue sin parar y casi sin pensar en lo que dice, convencido: “Es un negocio más y queremos respeto”.