Las prendas recién compradas pueden albergar gérmenes, virus y bacterias; entérate de cómo eliminarlas para prevenir cualquier tipo de riesgo.
Las tradiciones llegaron para quedarse y, para las fiestas de fin de año, el color más popular es el amarillo. Según la creencia popular, usar la ropa interior en este tono ayuda a atraer la prosperidad, el dinero y la abundancia. Los más atrevidos incluso recomiendan ponérselo al revés para mayor efectividad.
Adquirir ropa nueva es considerado por muchos un sinónimo de alegría, pero por mucho que luzcan impecables en las tiendas la realidad se aleja mucho de esto. Las prendas vienen adheridas a distintos tipos de gérmenes, virus y bacterias.
Las prendas de vestir pasan por muchos procesos y personas antes de llegar a las casas de los consumidores, partiendo por su fabricación en países lejanos donde no conocemos el proceso de manufactura, el empaquetado -en cajas que producen humedad- y el transporte, por no decir también todas aquellas personas que ya se habían probado el artículo de vestir anteriormente, provocando una acumulación de microorganismos.
“Antes de usar una prenda de vestir, hay que asegurarse de eliminar toda la suciedad, polvo, bacterias y gérmenes que se han ido acumulando con el tiempo. No solo eso, sino también de cualquier producto químico que se haya utilizado en la confección de la prenda. Para la fabricación de ciertas prendas se utilizan químicos que pueden producir irritación y alergia en la piel de las personas. Que hablemos de la necesidad de lavar la ropa no implica que esto sea un riesgo para la salud, sino que es recomendable para prevenir”, explica Jeanette Rodríguez, experta en línea blancade LG Electronics.
Es por estas razones que desde LG Electronics entregan algunos consejos sobre qué hacer con la ropa nueva antes de utilizarla para evitar que microorganismos entren en contacto con las personas: