Tras cruzar el umbral de la puerta el sonido de las marchas militares alemanas mezcladas con el bullicio dan la bienvenida a los visitantes y curiosos. Firme, cuasi inmóvil como un maniquí, un chico de unos 20 años posa con un rifle Mauser al hombro junto a una garita con un impecable uniforme del ejército de Hitler. Todos los detalles están cuidados a la perfección y lo único fuera de época es una mascarilla negra (obligatoria por protocolo covid) que lleva por debajo de la nariz. No se trata de un militar profesional, sino de un aficionado a la recreación histórica que ocupa uno de las decenas de puestos de No Solo Militaria, una de las ferias de artículos militares más importantes de España, que se celebra este fin de semana en el recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid.
Sin embargo, se trata un evento que encadena polémica tras polémica desde hace casi una década por la venta de artículos fascistas o relacionados con la Alemania nazi. Una feria que el gobierno municipal de ex alcaldesa Manuela Carmena quiso sancionar con 600.000 euros por «edulcorar o trivializar el genocidio mediante libros que se vendían en varios stands».
Sin embargo, según explican fuentes de la fundación Don Rodrigo que organiza el evento, la propuesta de sanción no llegó a materializarse. "La unidad que crearon de delitos de odio levantó un acta, pero jamás nos llegó una citación, ni una multa ni nada. Nunca nos llamaron de un juzgado, ni de la fiscalía ni nada", asegura a El Mundo un portavoz.
El encuentro está compuesto por decenas de puestecillos de diversa índole. Y entre todos, lo relacionado con el Tercer Reich está de moda. Además, de los grupos de recreación histórica ataviados con uniformes de las Waffen SS, prácticamente la mitad de los puestos venden antiguedades, libros o merchandising relacionados con el Tercer Reich.
"¿Se venden más cosas nazis que comunistas? Sí, pero es una cuestión del mercado. Artículos soviéticos hay a patadas, artículos del Tercer Reich, no tantos y por eso hay un abundante mercado de reproducciones. Hay medallas originales alemanas que valen hasta 6.000 euros y las replicas valen 100. De lo soviético hay tanto que no merece la pena hacer réplicas. Por ejemplo, las motos alemanas de la segunda guerra mundial originales se venden por 40.000 euros y hay muchos negocios en países del este que están fabricando réplicas por 25.000 euros", explican fuentes de la fundación Don Rodrigo.
Una lógica que se da a la inversa con los artículos militares e históricos de España. "Hay muy pocos artículos republicanos y por eso son más caros. Tras la guerra era peligroso tenerlos en casa y, por eso, una insignia republicana, que hay muy pocas, vale mucho más que una de falange, que hay a patadas", explican desde la fundación Don Rodrigo.
Por eso, es posible comprar brazaletes rojos con una esvástica, gorras, cascos, uniformes militares completos, insignias, libros, reproducciones de carnés del partido nazi, de miembros de las SS o de documentos de identidad judíos de la Europa ocupada que podemos personalizar con nuestro nombre y nuestra foto, insignias, pins y banderas hitlerianas de distintos tamaños y en telas de distintas calidades. Incluso algunos tenderos van vestidos con uniformes nazis con un corte de pelo estilo años 40. Salvo un puesto que cuidadosamente ha tapado con pegatinas rojas toda la simbología nazi de sus artículos, pueden verse miles de esvásticas presentes en todo tipo de artículos. "El que más vende es un pakistaní", explican fuentes de la organización.
Se trata de una explosión de la germanofilia retro que atrae a la feria a distintos grupos de cabezas rapadas (algunos en familia y con hijos) con estética skinhead que se pasean y se hacen fotos haciendo el saludo romano en distintas partes de la feria. Sin embargo, son solo unos pocos. La inmensa mayoría de los asistentes (algunos con ropa de calle y otros vestidos de época) son curiosos y aficionados por los artículos históricos con edades comprendidas entre la veintena y la tercera edad.
«Vamos a ferias y hacemos recreación histórica sobre todo en España, pero también por Europa, especialmente en Eslovenia», nos explica un chico de ventipocos del colectivo Kampsgruppe Dietrich, que cuenta con 40 hombres y mujeres de todas las edades. «Tenemos hasta un compi ruso que va vestido de la División Azul [la unidad de voluntarios españoles que se unieron a Hitler para luchar contra el comunismo]», explican ataviados con los uniformes de la unidad Leibstandarte de las SS. Este colectivo se encuadra dentro de la Fundación Don Rodrigo, organizadora de la feria.
Esta fundación cuenta con un importante fondo de armario que saca a relucir en encuentros como No Solo Militaria. Además, se trata del colectivo más profesionalizado de los que acuden a la feria y, al igual que otros grupos presentes en distintos stands (romanos, tercios de Flandes o caracterizados como personajes de la Edad Media), recrean batallas en distintas fiestas de pueblos por toda España o participan en distintos grupos de recreación histórica.
¿Y qué pasa con las armas y los vehículos el resto del año? «Pues los alquilamos para el cine y las series y con eso nos ganamos la vida», nos explica un miembro de la fundación que se encuentra junto a un vehículo de transporte semiorgua armado con ametralladoras que se encuentra abierto al público para que la gente cotillee y haga fotos a cambio de la voluntad. «Todas las armas que salen en La casa de Papel se las hemos proporcionado nosotros. También hemos trabajado con Westworld y con un montón de películas», nos cuenta.
Otro de los perfiles más habituales es el de los coleccionistas semiprofesionales que complementan sus ingresos con la venta de artículos históricos. «No es nuestro trabajo principal pero andamos todo el rato vendiendo cosillas a través de Internet y por redes sociales», nos explican dos mujeres ucranianas que venden variopintos productos relacionados con la historia soviética.
Otros son aficionados que aprovechan para vender parte de sus colecciones privadas. «Tengo tantas cosas que mi mujer me ha dicho que o sale el morrión [un casco como los que llevaban los conquistadores españoles] o salgo yo, así que los estoy vendiendo por 150 euros, pero te hago un descuento».
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