Naia Matia Zabala, fundadora de Maiuki
MARÍA CALVO
Naia estaba embarazada de su primera hija cuando se dio cuenta de que la moda infantil estaba claramente segmentada en extremos opuestos. Por un lado, vio una clara distinción en los colores: los rosas, siempre destinados a las niñas y los azules eran inequívocamente para niños. Detectó otra brecha en el estilo de las prendas, que no acababan de tener un equilibrio entre la estética más clásica y las nuevas tendencias. Como suele suceder a menudo, las grandes ideas surgen de una necesidad, y ella se lanzó a crear ropa de bebé que tuviera esa mesura y neutralidad que en las tiendas no encontraba. Dicen que la virtud está en el punto medio y ella materializó este concepto en Maiuki, una firma minimal de ropa unisex y con carácter puramente atemporal.
Naia Matia Zabala, fundadora de Maiuki
Sucedió en 2013, cuando Naia se puso a tejer por primera vez, vislumbrando la luz al final de un túnel marcado por la crisis que sacudió el país hace diez años. «Había dos opciones, seguir yendo de contrato basura en contrato basura o plantear otra opción», nos cuenta esta periodista, que decidió enfocar su nueva vida en la creatividad tras hacer un máster en Marketing. Esto le permitió reunir conocimientos e ideas para poner en marcha su propia empresa. «Por probar que no sea. Al principio te atrapan los miedos, pero hay que hacer lo que de verdad crees que te va a hacer feliz. Evidentemente, partiendo de tus recursos y siendo realista», confiesa. Comenzó confeccionando accesorios para mujer, pero cuando nació su hija, se dio cuenta gracias al 'feedback' de Instagram que la gente se interesaba mucho por los conjuntos de punto que le ponía a la pequeña Lea. «Me enfoqué entonces en la ropa infantil. El trabajo es una metamorfosis constante y te va llevando por caminos que nunca te habrías planteado», apunta.
Su madre la enseñó a coser de pequeña y su prima a tejer cuando estaba embarazada de Lea. Todo lo demás ha sido un largo camino de autoaprendizaje. «Cualquier disciplina creativa me gusta. Siempre he hecho cerámica, cestos de mimbre… De niña me encantaban las manualidades. De mayor, comencé a tejer porque el simple hecho de aprender me generaba mucho placer, aunque reconozco que al principio era muy estresante cuando se me soltaba algún punto», recuerda divertida.
Esas capotas, jerséis, ranitas o patucos que ella misma confeccionaba con sus propias manos comenzaron a captar la atención, incluso fuera de nuestras fronteras. «Me escriben de Reino Unido, Holanda, Francia… hasta de Asia. En China, por ejemplo, les entusiasma este tipo de ropa», nos cuenta. El tiempo, la constancia y las ganas le han llevado a crear una pequeña-gran comunidad de mujeres fieles a la marca con las que comparte valores y filosofía. Un modo de vivir basado en el momento presente, en exprimir el ahora, en aprovechar los recursos sin perjudicar al entorno y en despreocuparse por ese futuro que, por mucho que se planee, siempre tendrá algo de incierto. «He aprendido a vivir sin pensar en el mañana. No me puedo permitir otra cosa porque mi mayor compromiso en esta vida lo tomé cuando fui madre», asegura. Por eso, el firme bastón en el que siempre se apoya es en la bonita familia que ha creado junto a su pareja, cuya felicidad se vio duplicada hace cuatro años con la llegada de su segundo hijo, Lur.
Maiuki es una marca con un fuerte compromiso ético y social. Su ropa es capaz de diluir las manidas barreras y los estereotipos que aún existen entre niños y niñas. Simplemente, son prendas bonitas, con cortes limpios, siluetas depuradas y tonos relajados que conforman un fondo de armario de calidad para cualquier pequeño de la casa. «Que mis diseños no tengan género para mí es algo muy importante, y más ahora con el tema de la transexualidad infantil. Creo que podemos aportar mucho más. A mis hijos intento educarlos en esos valores, sin influir ni sexualizar. Es una forma más de entender la crianza», explica.
En estos 8 años de vida, Maiuki ha evolucionado al mismo ritmo que la vida personal de su fundadora. Se han adaptado a los tiempos, a los cambios y también al gusto personal de sus clientas. «Y digo clientas porque todas son mujeres», sonríe. De hecho, después del éxito de su línea infantil, decidió lanzar colecciones para ellas, pensando siempre en los básicos 'oversize' y minimalistas de los que hace gala. «Tengo un estilo muy definido y un target muy específico, pero voy probando ideas nuevas y van surgiendo cosas», hasta tal punto que ha comenzado a colaborar con un par de marcas, algo que en sus inicios jamás podía haber imaginado.
Siempre ha vendido online y saca una colección al año, «aunque si no llega no pasa nada, ya saldrá», se ríe. Y es que la inmediatez de la que se alimenta la industria de la moda no comulga para nada con su forma de pensar. «Intento huir de este sistema injusto, haciendo manualmente prendas de calidad que no perjudiquen ni empobrezcan a nadie», explica. Sus pedidos han aumentado con los años, así como la variedad de sus propuestas, por eso cuenta con la ayuda puntual de talleres profesionales de Bizkaia para ofrecer un servicio impecable. Además, partiendo de piezas base, ofrece la posibilidad de personalizar las prendas al gusto de la consumidora, algo realmente gratificante para ella y para su fiel legión de adeptas, con las que mantiene un trato directo a pesar de las barreras invisibles que marca internet.
Maiuki es el reflejo de Naia, de lo que opina de la vida y de los conflictos sociales que aún están por resolver. Y son esos valores basados en el respeto los que transmite en su marca y en su familia. Siempre con los pies en la tierra, conectada consigo misma e intentando disfrutar cada día de su trabajo tanto como de su maternidad.
ModaTendencias