A Coruña contará en octubre de 2022 con la primera edición del torneo internacional de halterofilia Ferenc Szabo, un deportista nato que llegó a ser campeón absoluto de Hungría con solo 23 años y que con su gran intuición ha descubierto a importantes talentos gallegos que se han erigido como campeones del mundo o medallistas europeos en esta disciplina.
La creación de esta competición ha sido confirmada este jueves por la concelleira de Deportes, Mónica Martínez, durante su visita al club campeón de la Copa del Rey de la Reina de halterofilia, el CH Coruña, en la Casa del Agua.La razón de la elección de Szabo para dar nombre a este nuevo torneo se debe a que el presente y futuro de la halterofilia de la comunidad está en sus manos y uno de sus retos vitales antes de jubilarse es conseguir que un gallego vaya a los Juegos Olímpicos de París 2024 de esta modalidad.
Su historia personal y profesional en el deporte no ha sido fácil, ya que intentó seguir los pasos de su progenitor, toda una eminencia de la halterofilia en Hungría (lo practicó hasta los 87 años y se coronó como campeón del mundo en categoría máster) y que fue a los JJOO de Múnich 72 y Montreal 76 como juez internacional. Empezó muy joven en este mundo combinando los estudios y los entrenamientos cinco días a la semana en su Hungría natal (se crio a pocos metros del icónico Parlamento húngaro, en Budapest). El trabajo duro dio sus frutos y siguiendo la estela familiar de éxitos en este deporte, a los 15 años ya era campeón infantil de su país y a los 23 absoluto y miembro de la selección húngara.
En aquel momento estaba preseleccionado para acudir a los Juegos de Moscú de 1980 y se casó con la que actualmente es su mujer, que empezó en la halterofilia gracias a Szabó y hace unos años incluso llegó a ser campeona del mundo en categoría máster. Todo se truncó cuando un desgraciado accidente en su luna de miel en el Mar Adriático le dejó sin parte de una pierna y acabó con su carrera, un episodio que le desvió hacia el papel de entrenador.
Lejos de dejarse vencer, a los pocos meses del accidente empezó a trabajar como entrenador del club del ejército húngaro, una labor que desempeñó desde los 23 a los 34 años hasta que le llegó la oportunidad de trasladarse a Galicia. Un cambio de rumbo que benefició a la halterofilia coruñesa, ya que su función de ojeador desde 1991 en los institutos de la ciudad ha dado sus frutos.
Asimismo, gracias a él coruñeses como Víctor Castro (campeón de Europa), Irene Martínez (considerada la heredera de la medallista olímpica Lydia Valentín y que consiguió medalla en el campeonato de Europa) o Ruth Fuentefría (subcampeona de Europa con tan solo 15 años) se han iniciado en la halterofilia y son deportistas de élite con proyección.