Las relaciones sexuales son una forma de contactar íntimamente y compartir con otras personas. Tener una vida sexual sana significa cuidar el cuerpo, estar cómodo con uno mismo y comunicar lo que se quiere y se necesita en cada momento.
El problema es que no siempre se tienen relaciones sexuales con asiduidad y eso requiere tomar una serie de precauciones para evitar problemas. Uno de los más habituales son las infecciones, las dichosas cistitis, una inflamación de la vejiga que causa dolor y una sensación de ardor al orinar.
Cuando se produce como consecuencia de haber mantenido relaciones sexuales, se denomina cistitis de luna de miel. La causas fundamentales son dos: la falta de actividad durante un tiempo y la influencia de la bacteria E.coli, que suele vivir en la piel alrededor del ano y que puede llegar a transferirse por la uretra durante las relaciones sexuales, ya sea a través de la penetración con el pene o con los dedos de la pareja. La bacteria utiliza el conducto de la uretra para desplazarse hacia la vejiga y acabar desencadenando una cistitis.
Un factor importante es la sequedad vaginal porque puede provocar la inflamación de las membranas mucosas y hacerlas más vulnerables a las infecciones. Además, es un problema más frecuente en mujeres debido a que su uretra es más corta que la de los hombres, por lo que es más fácil que las bacterias accedan a la vejiga.
La mitad de las mujeres sufren una infección de este tipo al menos una vez en la vida, aunque suele ser más común en las mujeres menores de 20 años. ¿Cuáles son los síntomas? Principalmente, cinco. Necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual, tener levantarse por la noche para ir al baño, sentir un dolor o quemazón o al orinar, tener dolor en la parte baja de la espalda o de estómago y que la orina sea más turbia de lo normal o tenga un olor fuerte.
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— Athari Sun Apr 04 19:55:51 +0000 2021
Para evitar que las mujeres sufran este síndrome de la luna de miel después de un periodo de inactividad sexual es recomendable que orinen después de mantener relaciones para tratar de eliminar las bacterias que han entrado a través de la uretra.
Otra de las medidas, que debe ser una costumbre, es que la limpieza de la zona se realice siempre con un papel suave y siempre de adelante hacia atrás para evitar que las bacterias intestinales acaben en la vagina. En tercer lugar, es muy importante mantener una buena hidratación del cuerpo y para ello es necesario beber al menos litro y medio de agua al día. En el caso de tener problemas de sequedad, utilizar algún lubricante para evitar la inflamación de las mucosas
También conviene tener en cuenta otros aspectos como mantener un sistema inmunológico saludable. Para ello, es recomendable evitar tomar demasiado café, bebidas azucaradas y zumos que puedan irritar la vejiga. Uno de los zumos que puede ayudar a prevenir la cistitis es el de arándano.
En el caso de que tenga alguno de los síntomas, deberá acudir a su médico de cabecera para que le ponga un tratamiento antibiótico, que suele prolongarse durante tres días (a diferencia de otros que suelen ser de siete días). Es importante completarlo para que el fármaco cumpla su función y evitar que la bacteria resista al tratamiento y la infección no se reproduzca. A partir de ese momento, con tomar las sencillas recomendaciones citadas anteriormente ayudará a retomar las relaciones sexuales de una manera habitual y evitar que una infección vuelva a privarnos de esos satisfactorios momentos.