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Jean Paul Bondoux & Silvia Paiva: la historia de amor de un beso y mucha dulzura

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Ella es una enfermera de Rivera que soñaba con consagrarse en la pastelería. Él, un prestigioso empresario gastronómico francés que se quería dar a conocer en los medios uruguayos. Silvia Paiva (42) y Jean Paul Bondoux (73) se cruzaron como participante y jurado de la versión uruguaya del certamen de repostería Bake Off y dieron inicio a una historia de amor que cautivó al público.Todo comenzó una fría tarde de invierno, durante la primera grabación del programa en el complejo Jacksonville. El jurado conoció las caras de los participantes, y Jean Paul, uno de los expertos que integra el tribunal, quedó hipnotizado por una de ellas. “Lo primero entró por los ojos”, recuerda. Fue tan así que no pudo aguantarse para acercarse a su compañera Sofía Muñoz y confesarle: “Me enamoré, quiero a esa chica para mí”. Esa chica era Silvia. Pasó un día. Silvia combatía la baja temperatura con un sorbo de café en la cantina durante un intervalo de las grabaciones, cuando notó que Jean Paul caminaba hacia ella. Decidido, el empresario rompió el hielo con una contundente invitación: le propuso conocer La Bourgogne, su exclusivo restaurante en Punta del Este. La participante ensayó una respuesta diplomática: “No podemos involucrarnos con los jurados. Tarde o temprano voy a quedar eliminada, y ahí voy a conocerlo”. La invitación quedó hecha y la breve charla alcanzó para que intercambiaran los números de teléfono. Una vez que quedó eliminada de la competencia, Silvia cumplió. Tras ser la tercera participante en abandonar el certamen, tuvo la iniciativa de aceptar la invitación que había quedado pendiente. “Me interesaba conocer el lugar y toda la gastronomía”, explica. Silvia viajó hasta Punta del Este y esa misma noche se quedó a dormir en la casa del jurado, aunque en dormitorios separados. En aquella oportunidad, hubo un primer gesto del chef francés que la hizo transpirar. Jean Paul la pasó a buscar por la terminal de ómnibus de Punta del Este y le anticipó: “esta noche tenemos una cena especial”. El enamorado había organizado una comida con dos parejas de amigos. Al llegar, presentó a Silvia como “mi pareja”. Sorprendida, ella le siguió la corriente, pero esperó hasta el postre para ponerle los puntos sobre las íes. “Jean Paul, tenemos que hablar: yo no soy tu pareja”, le dijo. El chef ya sabía que estaba ante el inicio de una historia de amor, y el público que seguía la competencia por televisión también interpretó lo mismo. Es que Silvia compartió en redes una foto junto a él en Punta del Este y enseguida las versiones de romance cobraron fuerza. Silvia, según relata, recibió al instante la llamada de un productor del programa: “Bajá ya esa foto”. Ella le hizo caso, pero era demasiado tarde. Los usuarios habían capturado la imagen y ya daban por hecho que entre la participante y el jurado había algo más que una relación profesional. “Había que disimular porque todavía faltaba el repechaje y la gente podía malinterpretar. Podían decir ‘esta tiene coronita’”, analiza Silvia sobre aquel momento. Casi sin darse cuenta, Silvia había caído ante los encantos de Jean Paul y estaba nuevamente en su casa ubicada en el balneario esteño. El francés entendió entonces que era hora de un primer beso, pero no fue correspondido. “Ella me rechazó”, sentencia. Tras el intento fallido, tuvo una segunda oportunidad días antes de su cumpleaños del 7 de noviembre. La pareja caminaba con los pies en la arena frente al romántico atardecer de la playa Mansa de Punta del Este, cuando el galán visualizó la oportunidad perfecta. Fue entonces que avanzó hacia su boca y esta vez ella no pudo resistirse. Consultada sobre siguientes pasos en la relación, Silvia confeso: “Por ahora no hubo nada más que ese beso”.

Un poco de amor francés.

Es jueves a la tarde y Silvia pasea entre las tiendas del shopping de Tres Cruces. Está haciendo tiempo mientras espera la partida de su ómnibus rumbo a Punta del Este, donde se reencuentra con Jean Paul. Una vez que pisa suelo esteño, su novio la pasa a buscar, y comparten la cena hablando de música, gastronomía y naturaleza. Ella se queda en la casa de él, pero aún duermen en dormitorios separados. Eso sí: cada mañana él la despierta con un ramo de flores y un desayuno. Esta rutina se repite semana a semana. Silvia trabaja como enfermera en el Hospital Militar, y por eso tiene un solo día libre por semana que dedica a compartir junto a su novio chef. Mientras está en Montevideo, aprovecha para pasar tiempo con sus dos hijas, pero no deja de intercambiar mensajes por WhatsApp con él. “Yo entro a trabajar a las seis de la mañana, y a las ocho Jean Paul ya me está mandando un mensaje: ‘¿Te olvidaste de mí?’”, revela Silvia entre risas. “No soy posesivo, soy romántico”, se defiende el francés.

Jean Paul Bondoux & Silvia Paiva: la historia de amor de un beso y mucha dulzura

Los mensajes de Whatsapp también jugaron malas pasadas. "A él le escriben muchas mujeres", revela ella. Lo peor ocurrió días atrás, cuando a ella le llegó a su celular la captura de un intercambio de mensajes entre su novio y otra mujer. "¿Y esto qué es?", lo increpó ella. Pero en los hechos, no era nada más la típica respuesta del chef a la mayoría de mensajes que le llegan: una invitación para conocer su restaurante.

La caballerosidad característica de Jean Paul fue lo que terminó de enamorar a Silvia. “Él es muy romántico y todo el tiempo le demuestra respeto a la mujer”, describe con la sonrisa dibujada en el rostro. Ella lo diferencia de los uruguayos, que a su entender “son muy fríos, muy rápidos, y enseguida te quieren llevar a la cama”. Jean Paul le devuelve el elogio a Silvia a través de una entrevista telefónica. Sostiene que lo hechizó la personalidad “muy derecha e interesante" de su novia.La diferencia con el idioma no fue un obstáculo para entenderse. Si bien Silvia utiliza un español fronterizo y Jean Paul habla en francés, ambos coinciden en que se comunican sin ninguna dificultad. La pareja se habla a través de la lengua universal del amor. Además, Silvia sostiene que cuando las cámaras se apagan, el jurado de Bake Off no tiene dificultades para hablar en castellano. “No sé si en el programa exagera o le piden que exagere, ¡porque no se le entiende nada! Es el personaje que hace. Cuando estoy a solas con él habla perfecto español”, asegura.

La frutilla de la torta.

La relación avanza de forma pausada pero segura, y en general es Jean Paul quien se muestra más ansioso. “Si fuera por él ya nos hubiéramos casado y estaríamos de luna de miel en Francia”, exagera ella. Todavía no existió esa luna de miel, pero él sí quiso sellar su compromiso de una forma muy especial: le obsequió un costoso collar de perlas que había pertenecido a su familia. Silvia busca en su celular y muestra orgullosa la foto de su cuello luciendo la joya. Recuerda que lo estrenó nada menos que en la velada del cumpleaños del chef. Lo que no sabe es si podrá volverlo a usar: “Tengo miedo de que me corten el cuello para sacármelo”, bromea.Silvia es la primera mujer que Jean Paul presenta como su pareja estable luego de la madre de sus tres hijos. Esto quedó en evidencia en el encuentro entre Silvia y uno de ellos, situación en la que hubo cierta resistencia. Así lo relata Silvia: “Jean Paul le dijo ‘vamos a pasar con Silvia’ y el muchacho se sorprendió. Tuvo como una reacción fría”. La pastelera encuentra la explicación en que los hijos le guardan “cierto rencor a su padre por algo que pasó años atrás, pero ya deberían haberlo superado porque son grandes”. Y remata bromeando: “Ahora él ya me vio más veces así que no le queda otra”. Efectivamente, el noviazgo está consolidado al punto que los encuentros entre ambos podrían dejar de ser semanales y pasar a ser una convivencia definitiva. Silvia evalúa dejar atrás su etapa como enfermera para instalarse junto a Jean Paul y trabajar junto a él en La Bourgogne. Por lo pronto, la exparticipante de Bake Off tiene previstas una vacaciones en el Caribe junto a sus hijas y al regreso pasar los días que le queden de licencia ayudando a su novio en la temporada alta de su restaurante. Luego tomará la decisión. “La pastelería es mi pasión y tengo que aprovechar la oportunidad que me da Jean Paul”, evalúa. Y en contraposición, la enfermería ya no la satisface como otrora: “Con esto de la pandemia es muy estresante mi trabajo. Ya no es lo mismo y le perdí el entusiasmo”. Lo que le preocupa de Jean Paul es la alta exigencia que tiene desde su rol como la cabeza del establecimiento. “Pega unos gritos que te dan ganas de salir corriendo por la otra puerta. Si lo llega a hacer conmigo, salgo volando”, advierte con humor.Antes de la convivencia, está pendiente otro paso más en la relación. Se trata de una sorpresa que Jean Paul tiene preparada para el 22 de diciembre, cuando se dispute la final de Bake Off Uruguay. Ese día ambos volverán a Jacksonville, el lugar en el que se conocieron, para formar parte de la definición en vivo de la competencia. Para esa noche, el integrante del jurado planea realizar una propuesta que podría descolocar a su pareja. Él no quiere anticipar más que lo dicho y ella le pide “vamos con calma”. ¿Se viene el compromiso?, ¿ella aceptará la propuesta? Habrá que esperar al 22.

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