Elena y Vizo han superado unidos un cáncer.MARCOS MÍGUEZ
Elena y Vizo, la pareja gallega más viral: «La leucemia nos enseñó que juntos somos invencibles»
Elena y Vizo afrontaron el peor golpe en plena pandemia cuando buscaban un hijo. ¿Hasta dónde serías capaz de llegar por amor?
Ana Abelenda
Es florista y se pasó la pandemia cultivando y viendo florecer el bosque de grandes afectos que la rodean. Elena Naveiras, de 33 años, que fue enfermera antes que artista floral y la novia gallega más viral del 2020, ha vivido este par de años de covid en pie de guerra, pero no contra el virus, sino «aplastando un monstruo» gigante que le hacía sangrar las encías, hematomas en las piernas, y le comía las fuerzas en el día a día. Ese monstruo tiene un nombre que ella dice sin miedo, leucemia, y enfrente un equipo de rivales que son una piña, en el que destaca Vizo, su marido, «maridi», como le dice ella, el compañero y amigo que no le falla ni en la salud ni en la enfermedad. Llevan 15 años juntos desde que se conocieron en el instituto y el 16 de octubre celebraron un aniversario «de dos días». Como el primer aniversario no pudieron pasarlo juntos, el segundo fue por dos. A Vizo, panadero bueno como un pan, le gusta «todo» de Elena. «Lo buena que es, el carácter que tiene, el cariño que muestra por la gente cercana». Y a Elena de su pan lo que la hace reír. «Y que es mi apoyo vital en todo», dice con seriedad.
El 16 de junio del 2020, la vida de Elena dio un vuelco en urgencias del Chuac. Llegó al hospital cuando apenas se tenía en pie. Y al cabo de dos horas le dijeron que sufría leucemia. Se quedó «en shock» tras pasar varios días sin saber si sus síntomas podían contarse entre los más extraños de un embarazo, que empezaban a buscar, o ser los de una enfermedad grave. Era leucemia promielocítica aguda de alto riesgo. «No llamé a nadie, no supe cómo decírselo a mis padres. Les mandé wasaps a mis hermanas y a él», recuerda Elena refiriéndose a su marido. «Yo iba en coche [desde Ferrol] para el Chuac porque sabía que ella estaba en urgencias, pero cuando vi su wasap... No sé ni cómo llegué a Coruña. Me puse a llorar en el coche. Hasta que llegué y la vi, y me cambió el chip. Y me animó ella a mí. Fue increíble», cuenta Vizo.
Elena tiene una vitalidad a prueba de TikToks y una sonrisa que ahoga las penas, y es como un ramo de flores que llega cuando se necesita más. «Si veo a la gente mal, me vengo arriba para que estén mejor», sonríe la gallega que nos da una lección, que se lleva cientos de «me gusta» en Instagram. En las redes la hemos visto recibir y encarar el golpe más inesperado, cortarse la larga y bonita melena negra entre lágrimas, echarse al monte que echó de menos en tiempo de hospital, reírse de sí misma y del miedo con valor.
El recuerdo de aquel 16 de junio que marcó un antes y un después es imborrable, pero lo es más todo lo intensamente vivido después. «En el hospital, aquel día les dejaron pasar a él y a mi madre. Estaban fatal. Y les dije: ‘No pasa nada'. Vamos a luchar juntos. ¡Les dije que iba a poder con todo lo que me echaran!», cuenta Elena, que lleva tres «partidos» ganados a la enfermedad.
El primer ingreso la llevó a estar hospitalizada 45 días, que Vizo compartió con ella en el hospital. Le pusieron quimioterapia, y después «había que remontar». «Esa primera vez, pasas todo el proceso ingresada. Cuando empiezas a recuperar, cuando la médula comienza a generar las células, te hacen el aspirado. El primer aspirado me lo hicieron para saber qué tipo de leucemia era, y luego, al tener ya unos valores medio normales de las células sanguíneas, me hicieron otro para ver si quedaba enfermedad. La primera prueba me dio bien, salió que la médula estaba limpia, que no había rastro, ni un poquito, de la enfermedad. Ese fue el 1-0 contra la leucemia», dice Elena, que se fue de alta llena de ganas de disfrutar los privilegios que tienen a diario quienes no viven en el hospital. «Desde el hospital, tenía vistas a Santa Cristina. ¡Estaba deseando salir y notar el viento en la cara!». Lo pudo hacer y salir al verano del 2020 fue brutal. «Fue increíble cruzar la puerta para salir del hospital y notar una bocanada de aire, ¡buah!». Tras esta primera fase de inducción del tratamiento llegó la de consolidación, que consistió en tres ciclos de quimioterapia, dos de los cuales Elena los pasó ingresada y el tercero en el hospital de día, ya durmiendo en casa.
EL 3-0 DE UNA LUCHADORA
El proceso fue «largo». Las sesiones de quimio empezaron en agosto del 2020 y acabaron en febrero del 2021: «Ese fue el 2-0» contra la enfermedad. «La etapa de consolidación fue el proceso más duro, porque me daba más seguridad estar ingresada que irme para casa. Tuve que ir varias veces por urgencias a poner plaquetas. Con el covid, pasé mucho miedo. Pensaba que, si me contagiaba de algo, lo iba a pasar mal o que me iba a morir. Fue duro», continúa.
El 3-0 en el marcador de la lucha contra el cáncer llegó para esta pareja aficionada al buen comer, al tiempo en familia, a los paseos y las playas de Santa Comba y San Xurxo cuando a Elena le hicieron un nuevo aspirado «y dio perfecto». Elena contó siempre con el apoyo de su familia, que en el inicio del tratamiento, iba cada día a saludarla desde la calle a la ventana de su habitación del hospital. Nunca fallaron.
La vida no se ve ni se siente igual tras superar un cáncer. «¡Ahora todo lo saboreamos el triple», asegura ella. «Yo siempre le digo que hay que vivir el día a día, que si puedes hacer lo que te apetece tienes que hacerlo —dice él—. Esto nos unió más. Ya estábamos unidos, pero lo estamos más». Ganarle a la leucemia «nos hizo invencibles. Esta enfermedad nos hizo darnos cuenta de que juntos podemos con lo que nos echen. Sé que tengo a una persona conmigo cien por cien», asegura Elena.
¿Volverías a casarte con él? «¡Hombreeee! Es que yo siempre le digo que me quiero volver a casar con él», declara Elena. ¿Próximos planes? «Ahora mismo, vivir el momento y viajar cuando podamos. Cerramos Ai Carmiña [el taller que Elena montó en A Coruña con Anxela Rodríguez] y él me está apoyando para ponerme en marcha de nuevo. A ver si puedo empezar en diciembre». Vizo fue parte de la cura: «Sin él no estaría tan alegre. Él, si tengo miedo, me empuja», dice Elena.
Su estilo, con melena y sin ella, marca tendencia. «Quiero recuperar mi melena, pero, aun así, aprecio el pelo que me salió. Como dice mi hermana María [la mayor de las cuatro que son las Naveiras], es el pelito luchador, jajaja».
¿Cuál es la receta de este amor? «Respetarse mucho», dice Elena. «Estar, estar para las alegrías y también en todo lo malo que nos pase». «Y estamos», refuerza Vizo. Ellos hacen con las penas ramos de flores y bollos de pan.
Ariel y Mari, de La Plata a Rianxo: «Nos confinamos juntos casi sin conocernos»
Ana Abelenda
Cuando Ariel habla, se escribe un relato. Sus frases son aviones que cruzan la distancia entre el que cuenta y el que escucha, sin perder la línea que conduce a su destino. Él no cumple, asegura, el cliché del argentino «carameloso», él es un «toxo» que en Galicia «otro toxo» encontró. Y ese encuentro dio flor.
La aventura empezó casualmente, por una foto. «Tengo un amigo que se vino de Argentina a Padrón. Vi unas fotos en las que salía ella... Y le dije: ‘¿Y esta chica?’. Me contó que era una compañera de trabajo. Le mandé a ella, Maricarmen, una solicitud de amistad por Facebook. Y me aceptó, y ahí quedó». Ariel estaba entonces al frente de una peluquería en La Plata, cuando conoció por redes a la rianxeira que llamó su atención. En febrero del 2017, tuvieron «la primera charla» por Facebook, a la que siguieron otras puntuales por WhatsApp. «Ella le preguntó a mi amigo sobre mí. Mi amigo, como buen amigo, le contó la parte buena», sonríe él.
Seguir leyendo
WhatsappMailFacebookTwitterComentar ·
© Copyright LA VOZ DE GALICIA S.A.Polígono de Sabón, Arteixo, A CORUÑA (ESPAÑA) Inscrita en el Registro Mercantil de A Coruña en el Tomo 2438 del Archivo, Sección General, a los folios 91 y siguientes, hoja C-2141. CIF: A-15000649.
Aviso legalPolítica de privacidadPolítica de cookiesCondiciones generales