El largo y accidentado recorrido de Hoy se arregla el mundo antes de su estreno en los cines de nuestro país, anunciado para hoy, es una síntesis perfecta de la incertidumbre que la pantalla grande local experimentó durante todo este tiempo de pandemia.
La nueva película de Ariel Winograd (Mi primera boda, Vino para robar, Sin hijos, Mamá se fue de viaje, El robo del siglo), protagonizada por Leonardo Sbaraglia, terminó de filmarse una semana antes de la aparición del coronavirus, a comienzos de 2020. Cuando la vida era normal, la fecha original de estreno se había fijado para agosto de ese año. Pero llegó el Covid, el 15 de marzo se cerraron los cines por disposición oficial y hubo que cambiar todos los planes.
En marzo de 2021 fue dispuesta la reapertura y Hoy se arregla el mundo tuvo una proyección especial para un puñado de personalidades de la industria y medios especializados en el complejo Hoyts DOT. El cine argentino y la industria local imaginaron el título de la película como símbolo perfecto para celebrar la vuelta a las salas. Era la primera vez, después de 350 días de cortinas bajas, que una película argentina se proyectaba en una sala de cine. Con el entusiasmo intacto, el estreno comercial se programó para agosto.
Pero el recrudecimiento de la pandemia forzó un nuevo cierre ordenado por el Gobierno, que se extendió del 15 de abril al 18 de junio del año pasado. No hubo forma de mantener lo que estaba previsto y el lanzamiento volvió a postergarse. Hoy se arregla el mundo, finalmente, se convertirá este jueves en el primer estreno grande del cine nacional en 2022. “Enero es un mes interesante. Tiene a su favor que todos los días son como los sábados, sobre todo para la gente que está de vacaciones. Ojalá esta sea la película que invite al público a animarse a volver al cine”, dice Winograd en una charla mano a mano con LA NACION. A su lado, mate en mano, Sbaraglia agrega: “Es una película festiva, que tiene la posibilidad de reunir a toda la familia. Curiosamente, es la primera calificada como apta para todo público que me tocó hacer en toda mi carrera”.
El actor encarna a David Samarás, conocido por todos como el Griego, un astuto y exitoso productor de talk shows televisivos (como el programa que le da título a la película, con premisas parecidas a las de El show del problema, ciclo actual de El Nueve), que se enfrenta a una tragedia en el comienzo del relato: la muerte de su exesposa y madre de su hijo. “A partir de ese hecho, mi personaje descubre que en realidad no es el padre y empieza, junto con el chico, a buscar al padre verdadero, lo que permite que se vaya construyendo un vínculo que hasta entonces no existía. Es una historia muy tierna”, resume Sbaraglia.
Definida por Winograd como una road movie que se transforma rápidamente en father movie, Hoy se arregla el mundo cuenta además en su elenco con el debut del pequeño Benjamín Otero, la chica de moda Charo López, Soledad Silveyra, Gerardo Romano, Yayo Guridi, José Luis Gioia y, en una actuación especial, Natalia Oreiro. También aparecen varias figuras habituales en el cine de Winograd: Diego Peretti, Martín Piroyansky y Mario Alarcón.
-La película se filmó hace mucho tiempo y pasaron unas cuantas cosas antes del estreno. ¿Cómo viven este momento?
Winograd: -Todo suena raro en este momento. Hacer una película es un acto colectivo y verla también. Siempre creí en eso. Lamentablemente, la realidad nos dice que es un hábito que se perdió y hay que reconstruirlo de a poco. Tenemos que volver a ver películas en pantallas que superen las 50 pulgadas. O las 70, con un poco más de suerte. Y no lo digo sólo por una cuestión de salud: hay pases sanitarios, la vacunación por suerte es alta y está demostrado que ir al cine es seguro y no contagia.
-Cómo están las cosas: si ustedes convocaran hoy a la gente a ver Hoy se arregla el mundo, me animaría a decir que siete de cada diez les preguntarían en qué plataforma está.
Sbaraglia: -En mi caso ocurre algo muy curioso. Hace poco se estrenó otra película mía, Errante corazón, mucho más chica y muy interesante, que ahora está disponible en HBO Max. Yo no entiendo del todo cómo funcionan las plataformas, porque Amazon, con la serie de Maradona, hizo un trabajo muy fuerte de difusión. Pero al mismo tiempo me tocó hacer en España una serie que disfruté mucho llamada Félix, dirigida por Cesc Gay, el de Truman, y resulta que nadie la vio y no sé cuándo va a llegar acá. Me encantaría que pudiera verse y no sé cómo hacerlo.
Winograd: - Lo importante es que Hoy se arregla el mundo pudo guardarse todo este tiempo de pandemia para que pueda ser vista en el cine. Estamos en el medio de un proceso de cambios inciertos y está claro que la idea de la pantalla grande compite con la idea de otras pantallas, representadas por las plataformas. En algún momento creo que todo va a equilibrarse. Mientras tanto, esta película está funcionado como un acto de resistencia y es muy bueno que así sea, sin desmerecer todo lo que aportaron las plataformas. ¿Qué hubiese sido de nosotros en pandemia sin ellas? Yo pude ver completa por primera vez Mad Men y un montón de otras series.
-¿Ustedes habían trabajado juntos antes?
Sbaraglia: -Hicimos un comercial de Peugeot que usaba a los personajes de Relatos salvajes. Pero antes hubo varios casi… Casi hago Vino para robar y casi hago Mi primera boda. La tercera fue la vencida.
Winograd: -Ojalá sea la primera de muchas. Van a ver acá a un Leonardo Sbaraglia que yo no había visto hasta ahora, moviéndose entre la comedia y lo trágico. Conozco muy bien su trayectoria y esta es una faceta nueva para él. Se van a sorprender.
-¿Cómo modelaste tu personaje, Leo?
-Cada experiencia es diferente. Fuimos ensayando y encontrándole el ritmo corporal al personaje. Para interpretar a Samarás me fui aferrando a la energía del director. Como Wino, el Griego es un tipo que nunca para. Es alguien que hace cine con mucho desparpajo, mucha precisión y mucho oficio. Sabe hacer un cine muy empático, concebido para el gran público.
Winograd: -Nos reímos mucho y nos entendimos muy bien. Trabajamos muy cómodos. Es una película construida como un viaje, al estilo de Luna de papel, que pone todos sus elementos al servicio del clímax que se vive en el final. Siempre digo que si no te emocionás en ese final no tenés sentimientos. Lo vi 300 veces desde que lo filmamos y me pasa siempre lo mismo: me pongo a llorar.
-Se viene hablando mucho de esta película como el cierre de una trilogía.
Winograd: -Yo no lo había pensado a conciencia hasta ahora, pero veo que Sin hijos, Mamá se fue de viaje y esta película hablan de la paternidad, y cada una toca una tecla distinta sobre el mismo tema. Cada una tiene su tono y su profundidad emocional, y además las tres fueron escritas por Mariano Vera. En la primera un padre le oculta su hija a su nueva pareja; en la segunda, un padre que tiene muchos hijos resulta que no está conectado con ninguno, y en la tercera vemos a un padre con un hijo que resulta que no es suyo. Podría decirse que cierra una trilogía, pero no será la última. Voy a seguir haciendo películas sobre padres.
-¿Les tocó vivir de cerca o conocer en la vida real situaciones como las que vive en la película el personaje protagónico?
Sbaraglia: -Lo más interesante es que nos ayuda a reflexionar sobre la paternidad. Están cambiando mucho los paradigmas familiares, por ejemplo. Y hay personas que sin ser padres de sangre llegan a convertirse en enormes referencias de ese tipo. Yo tengo una hija y me sigo haciendo todo el tiempo preguntas acerca de lo que significa ser padre. Qué decirle, cómo darle libertad y enseñarle al mismo tiempo los valores básicos para moverse en la vida, por ejemplo.
Winograd: -Estas historias me interpelan mucho como padre. Me interesan mucho las diferentes formas de relación con nuestros hijos y cómo esos vínculos van cambiando con la edad.
Sbaraglia: -En algún punto las películas se cruzan con tu vida. Cuando me estaba separando de quien fue mi pareja durante 20 años hice dos películas, El campo y Aire libre, y un programa de TV, En terapia, que hablaban de separaciones. Evidentemente eran cosas que me interpelaban. Ahora me toca hacer esta película y Errante corazón, que muestra la relación rarísima de un padre gay con su hija de 20 años. Dos películas sobre paternidad.
-¿Cómo es trabajar en una película con un chico?
Sbaraglia: -Cualquier vínculo con los demás actores y actrices siempre exige de uno siempre mucha paciencia. Pero cuando se trabaja con un chico la paciencia tiene que ser todavía más grande. Benjamín no es actor, ¿quién puede serlo a los nueve años? Yo tenía que hacer a la mañana escenas con el doble del chico y a la tarde venía el pibe y hacíamos los planos generales. Hemos avanzado por suerte con los derechos de los chicos que actúan, que ahora tienen menos horas de trabajo, pero eso a uno le cambia completamente la dinámica.
Winograd: -El trabajo de Leo con Benjamín tiene una parte que se ve y otra que no. A veces le toca esperar, esperar y seguir esperando. Por eso habla de la paciencia. Todo el plan de rodaje se organiza a partir de las necesidades y los horarios del chico, que por suerte no se enfermó. Puede ser agotador, pero el resultado es muy satisfactorio.
Sbaraglia: -Benjamín es un talento en potencia. Tiene una presencia impresionante en la pantalla. Está genial.
Winograd: -Y en la película luce bastante frío. Es algo difícil de lograr y muy lógico, por la tragedia que atraviesa el personaje. Me gusta que Hoy se arregla el mundo sea una película más difícil de explicar que Mamá se fue de viaje.
-En la película, los personajes masculinos no salen en general muy bien parados.
Sbaraglia: -Al Griego se lo presenta desde el principio como un personaje bastante desalmado, insensible, egoísta, que no tiene ningún registro de la sensibilidad ajena. Se pone un escudo y va para adelante. Alguien que vio la película comentó que me había salido muy bien el personaje de productor de televisión. Son exactamente así en la vida real, me dijo. Sin generalizar, por supuesto, hay algo del mundo de la tele que está detrás del éxito y de los números que te hace perder la sensibilidad ajena. Pero el Griego no es un hombre frío, es alguien apasionado por lo que hace.
Winograd: -No lo había pensado así, pero es cierto. Los personajes de Mario Alarcón, Diego Peretti y Gerardo Romano, desde ese lugar, se mueven siempre en el borde. No son los mejores tipos del mundo. Pero hacen su aporte para todo lo bueno y emotivo que ocurre en el final.
-¿En qué andan ustedes ahora?
Sbaraglia: -Estoy filmando Asfixiados, la ópera prima de Luciano Podcaminsky, que surgió de la productora de Armando Bó, Rebolución. Transcurre casi todo el tiempo en un barco y hago de un productor audiovisual. Se iba a terminar antes de fin de año, pero se dieron cuenta por la pandemia de que era imposible filmarla ahí. Después me toca en Barcelona trabajar en un proyecto grande de Netflix, la versión española de Birdbox, con Mario Casas. Vuelvo y me voy a Montevideo a completar la película del barco. También hice en España para Movistar Plus una serie dirigida por Pau Freixas, Todos mienten, con Juan Diego Botto, Ernesto Alterio y Natalia Verbeke. Pero estoy trabajando más tiempo acá en la Argentina que allá. También espero una segunda temporada de la serie de Maradona. Todavía no está todo definido, pero creo que habrá más Guillermo Coppola de mi parte.
Winograd: -En febrero estreno una serie que hice en México para HBO Max que se llama Las bravas y se desarrolla en el mundo del fútbol femenino. Y en marzo empiezo a filmar una nueva película para Viacom International Studios de la que no puedo revelar absolutamente nada.
Desde el comienzo, Ariel Winograd tomó a Luna de papel (Paper Moon, 1973) como una de las grandes referencias de lo que se cuenta en Hoy se arregla el mundo. La mención a una de las mejores películas de Peter Bogdanovich, otra historia entrañable entre padres e hijos, adquiere en estos días un nuevo sentido a partir de la sentida muerte del director, el pasado 6 de enero.
“Cuando recibí el guion –comenta Winograd- me llegó también el consejo de mirar Luna de papel. Yo ya la había visto, pero no recordaba la belleza que tiene esta película. Inclusive en el afiche de Hoy se arregla el mundo los personajes aparecen con los brazos en una posición similar a la que tienen los protagonistas de Luna de papel en un fotograma. Fue una película guía que compartimos con todo el equipo y la vivimos ahora como un gran homenaje. El final tiene mucho de la emoción que tomamos de Luna de papel”.