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Una luna de miel en Ibiza no pudo arreglar la peor boda de la historia
Los británicos Jim y Amelia Desmond están enamorados, por eso deciden casarse. Pero nada fue fácil. El periódico The Sun cuenta uno tras otro los desastres que padecieron antes, durante y después del enlace.
La pareja tuvo que posponer la boda tres veces por la pandemia del covid, como tantas otras, pero ese sólo fue el comienzo de sus problemas.
Compraron las alianzas por internet y cuando llegaron los anillos, como no estaban en casa firmó la recogida algún vecino que nunca localizaron, por lo que pocos días antes del casamiento tuvieron que encargar otros.
El día del enlace, la limusina que tenía que recoger al novio y a sus ocho padrinos no se presentó, por lo que tuvieron que llamar a varios taxis. La novia no salió de casa hasta que su futuro marido llegó a la iglesia, por lo que la boda se retrasó 50 minutos.
La noche de bodas, Jim, el recién casado, entraba en la habitación del hotel con Amelia en brazos, tal y como manda la tradición, con tal mala suerte que se enredó con la cola del vestido de novia, tropezó y tiró al suelo a su esposa, quien se fracturó unas costillas, sigue relatando The Sun.
La luna de miel la pasaron en Ibiza, pero antes de llegar a la isla perdieron dos veces el vuelo. Una porque se olvidaron la bolsa con los pasaportes en el taxi que los llevó al aeropuerto y otra porque perdieron un bus.
Finalmente llegaron a la isla, a pesar de las costillas rotas de Amelia, y durante su estancia no tuvieron ningún contratiempo más. Pero al regresar a Gran Bretaña e intentar entrar en su casa se dieron cuenta de que se había dejado las llaves del coche y de la vivienda en Ibiza. Tuvieron que llamar a un cerrajero para que les abriese la puerta.
A pesar de todas estos problemas, Jim y Amelia están convencidos de que son tal para cual, y de que lo único que les espera es un futuro lleno de felicidad.
