Las fotos de Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia que publicó en exclusiva Lecturas este miércoles han revolucionado a la prensa rosa y a parte de la sociedad española, que veía el matrimonio entre el exjugador de balonmano y la infanta Cristina indisoluble.
De hecho, con la salida de Urdangarin de la cárcel después de haber sido condenado por corrupción, eran multitud las voces que aseguraban que la pareja volvía a vivir una especie de luna de miel. Nada más lejos de la realidad. Los exduques de Palma han anunciado este lunes en un comunicado remitido a EFE que han decidido “interrumpir su relación matrimonial”.
PublicidadLa fábula del yerno perfecto y la hija del rey no ha sido más que eso, una fábula que ha terminado manchada por el abuso de poder, la corrupción, el repudio por parte de Felipe VI y una imagen cada vez más deteriorada. Pero hubo un tiempo en el que todo parecía de color de rosa.
Iñaki y Cristina se conocieron en 1996, después de que el deportista lograra la medalla de bronce con la selección española de balonmano en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Numerosas fuentes han revelado a lo largo de los años que la infanta se quedó prendada nada más verlo, pero el encuentro no fructiferó hasta que se encontraron en una fiesta para celebrar la medalla en Barcelona, en el restaurante del que era propietario Urdangarin.
Fue ella quien pidió el teléfono de “ese rubio” y el resto es historia. Él dejó a la que era su novia hasta entonces y se oficializó su noviazgo. En mayo de 1997 la Casa Real anunció el compromiso de la pareja y los reyes declararon estar “encantados” con Urdangarin, que pasó a ser el yerno favorito en detrimento de Jaime de Marichalar. Cinco meses después, el 4 de octubre, la infanta y el deportista se casaron en la Catedral de Barcelona rodeados de la flor y nata de la alta sociedad y las monarquías europeas.
PublicidadLos Urdangarin de Borbón asentaron su vida en Barcelona, y allí nacieron sus cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene. Todos altos, rubios y guapos, una familia de postal. En verano, el matrimonio y sus vástagos viajaban hasta Mallorca con el resto de la Familia Real y también pasaban parte de sus vacaciones en el País Vasco francés.
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— Amie T. Fri Nov 23 20:53:56 +0000 2018
Era habitual verlos esquiar en los meses de invierno y el matrimonio acudía constantemente a galas, eventos de postín y citas relevantes con las casas reales de toda Europa.
Para seguir con su lujoso tren de vida, la infanta y Urdangarin, que había dejado el deporte y fundado el Instituto Nóos, compraron en 2004 un chalet en Pedralbes por casi seis millones de euros que se convirtió en símbolo del auge y caída del matrimonio. La pareja se gastó otros tres millones de euros en reformar el palacete, en la zona más cara de Barcelona y cerca del Liceo Francés y el club de tenis al que acudían sus hijos.
En vista de lo que estaba por venir ante el escándalo del Caso Nóos los Urdangarin de Borbón dejaron la capital catalana y se mudaron a Washington, pero no pudieron frenar el tsunami que llegó en 2011 con las revelaciones del escándalo de corrupción.
Después de meses de filtraciones derivadas del caso Palma Arena, Urdangarin es imputado en diciembre de 2011 y comienza el escarnio. Casa Real se ve obligada a apartarlo y la reputación de la institución cae en picado. Para capear el temporal, el matrimonio se muda a Ginebra con sus hijos, creyendo que podrán escapar a la presión mediática, pero la imagen del yerno de Juan Carlos I entrando asiduamente a los juzgados de Palma no pasa desapercibida.
La situación se agrava todavía más cuando la infanta es imputada en 2014, el mismo año que su hermano Felipe VI sube al trono y la aparta de la Familia Real. Además, un año después, le retira el ducado de Palma.
La infanta declara durante horas ante el juez pero se niega a responder a la mayoría de preguntas o contesta con “no sé” o “no lo recuerdo”. Lo único que quedó claro es la confianza total en su marido. Cuando la sentencia que mandó a prisión a Urdagarin llegó en 2018, la hija de Juan Carlos y Sofía, absuelta, siguió ejerciendo el papel de esposa entregada con el exjugador de balonmano, que ingresó en la cárcel de Brieva (Ávila).
Después de conseguir el tercer grado en marzo del año pasado, Urdangarin se mudó a Vitoria y desde entonces reside en la casa de su madre, Claire Liabaert, aunque tiene que seguir una serie de protocolos como participar en cursos de reinserción en la cárcel de Zaballa y fichar una vez a la semana, aunque puede hacerlo por teléfono.
Ese cambio en la vida de Urdangarin hizo que muchos pensaron que él y la infanta aprovecharían para recuperar el tiempo perdido. A pesar de que la hermana de Felipe VI sigue viviendo en Suiza con su hija Irene, se desplazó varios fines de semana a Vitoria para pasar tiempo con el que todavía es su marido.
El pasado verano dejaron estampas familiares en las playas de Bidart, donde Urdangarin ha sido pillado con Armentia, y también han pasado juntos la Navidad, a caballo entre Vitoria y Baqueira. El regreso de la familia a la estación de esquí fue para muchos expertos en Casa Real, con la información que tienen ahora en la mano, una forma de hacer ver a sus hijos que la familia seguirá unida. En el comunicado en el que anuncian su separación, Urdangarin y la infanta matizan que el compromiso con sus hijos “permanece intacto”.
Periodista en El HuffPost