El pasado 22 de febrero, Eduardo (74) y Elina (30) Costantini cumplieron su primer aniversario de casados y decidieron celebrarlo en Maldivas. Aquel viaje que tenían programado para su luna de miel y que había quedado postergado por la pandemia finalmente se hizo realidad. Luego de protagonizar unas postales en el paraíso, el matrimonio comparte una copa de vino y se entrega a una charla telefónica, íntima, en exclusiva con ¡HOLA! Argentina desde la water villa de lujo donde se hospeda.
–¿De quién fue la idea de viajar a Maldivas?
Eduardo: Generalmente nos gusta viajar a lugares que ninguno de los conoce.
Elina: Siempre le propuse conocer Asia y esta vez lo convencí, salió de su zona de confort y vivenciamos un país que te traslada a un nivel energético superior.
Eduardo: Este viaje nos permitió perder los prejuicios. Yo siempre me hubiera imaginado viajar a Asia luego de estar en una ciudad europea, pero haber venido hasta acá a pasar estos días tan importantes para nosotros fue mágico.
–¿Cómo celebraron su primer aniversario?
Eduardo: Fue una coincidencia porque nosotros hicimos el Civil e inmediatamente queríamos hacer la fiesta e irnos de luna de miel, pero todo había quedado postergado por la pandemia. Hace unos pocos meses, decidimos concretar nuestra luna de miel y justo coincidió con la fecha del aniversario. Volamos más de 18 horas desde Miami, con una escala en Praga para cargar combustible, pero valió la pena. Es una cultura muy rica para conocer y además tenemos todo al alcance de la mano: salimos de la habitación y estamos sobre el mar, bajamos a nadar, a hacer snorkel…
Elina: Fue divino poder pasar nuestro primer aniversario en Maldivas, un lugar nuevo para los dos… Cuando llegamos nos estaban esperando con una mesa llena de ramos de flores y velas para agasajarnos bajo la luz de la Luna. No sólo es un lugar paradisíaco, sino que también se vive una energía muy positiva. Este es un viaje energético para los dos. ¡Si hasta el momento nadie nos podía parar, después de hacer este viaje, mucho menos!
Eduardo: Fue muy gracioso que el día del civil a Elina le bajó la presión, ¡y el día del aniversario también!
Elina: Es algo paranormal que me pasa. No sé por qué, pero recibo mensajes del cielo en momentos divinos y me baja la presión de la emoción de tener al lado un hombre maravilloso. Estoy muy emocionada de poder estar al lado de alguien que me hace feliz.
Eduardo: A mí me pasa lo mismo con ella.
–Por la pandemia tuvieron que sus pender la fiesta, ¿planean hacerla más adelante?
Eduardo: ¡Sin dudas! Tenemos ganas de concretarla, pero no sabemos cuándo. Va a depender del día en que podamos invitar a toda la gente que queremos
Elina: La haremos cuando Dios nos lo permita, tal vez con libreta sanitaria en mano. [Se ríe]. Dependemos de que todos estén vacunados, pero sé que va a llegar y será muy emocionante. Ya tenemos todo, el lugar, el vestido, la corona, el ramo, el traje de Eduardo.
–¿Qué descubrieron del otro durante el matrimonio?
Eduardo: Después de nuestro casamiento, llegó la pandemia, se cerró todo y empezamos una convivencia total. Fue una linda prueba que nos hizo crecer enormemente. Se resaltó la admiración que nos tenemos, nos dedicamos aún más al otro y fueron floreciendo nuestros distintos aspectos. Nosotros nos complementamos naturalmente.
Elina: En este tiempo descubrimos un poder de adaptación que no sabíamos que teníamos. Para nosotros encontrarnos todo el tiempo fue algo increíble y un crecimiento absoluto. Descubrí un ser maravilloso que se pudo adaptar a la vida ciento por ciento en el hogar. Por la pandemia vimos que nuestra pareja puede crecer aún más, que no tiene techo y que es una divinidad muy pocas veces vista. Estamos viviendo un viaje mágico sin final.
–¿Cómo se llevan en la cotidianidad? ¿Quién es el más desordenado? ¿Quién cocina?
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— Julie Horger Sat Feb 23 19:52:53 +0000 2019
Eduardo: Si bien yo no soy desordenado, Elina es hiperordenada. Todo está a la perfección con ella, en cambio yo siempre pierdo las cosas. De la cocina nos encargamos los dos, pero ella es más creativa a la hora de preparar platos. Es como una artista, agrega ingredientes por intuición. Nunca hace un plato igual que el otro. En cambio, yo no me despego de la receta.
Elina: Él también cocina muy bien… Me ayuda a poner la mesa, a rallar el queso, a preparar las ensaladas, hace asados espectaculares… También baña a los perros y juntos nos ocupamos de que la casa esté divina. Nos gusta ir a nadar, ya sea en la pileta o en el mar, probar diferentes comidas, compartir una copa de vino, escuchar música.
Eduardo: Compartimos muchas cosas, principalmente los valores. Nuestra pareja está basada en el respeto mutuo. Somos pares. A su vez, compartimos el gusto por la estética. Ella es una mujer estética por su relación con la moda, por su sofisticación y la creatividad que tiene es algo que admiro. A los dos nos gusta el diseño, la arquitectura, compartimos el arte, visitamos museos, investigamos la vida de los artistas… Yo soy más racional, más esquemático, ella es más intuitiva, alegre, espontánea. Aprendemos mucho del otro. Nuestra prioridad es la pareja y me encanta la dedicación que ella le pone a todo lo que hacemos
Elina: La verdad que escucharlo me emociona porque muy pocas veces se da este amor tan especial, divino… Sacamos lo mejor de cada uno en cada momento y vivimos el día a día como si fuera el último. Estamos todo el tiempo juntos. Estamos locos de amor y felices de poder vivir este matrimonio hasta lo que Dios decida.
–¿Qué es lo que más admiran del otro?
Elina: ¡Todo me encanta de él! Es un hombre divino, sano, respetuoso, dedicado a mí. Desde el minuto uno, supo que íbamos a ser pareja y al verme entrar al restaurante donde almorzamos por primera vez, ya sabía que era la mujer de su vida. Antes de que me sentara en la mesa, lo visualizó en su cabeza y así fue como nos comprometimos a que este amor sea único y mágico. Estoy agradecida a Dios y a la vida por haberme dado esta bendición de tener a este ser tan maravilloso.
Eduardo: Lo nuestro fue amor a primera vista. Fue un flechazo. Yo soy muy intuitivo, la vi y supe que era el amor de mi vida, vi un amor correspondido. Eso me pareció magia pura y en la primera cita le dije: “Esto es un milagro”. Somos de distintas generaciones y, sin embargo, tenemos un karma de unión que trasciende cualquier época.
Elina: En esa primera cita me sorprendió todo eso que me dijo, pero al otro día entendí que esa energía que sintió yo la venía negando porque había sufrido mucho por amor. Me negaba a creer que existiera alguien bueno, sano, generoso, respetuoso… Mi corazón estaba encapsulado en una protección.
–¿Es celoso de tu trabajo?
Elina: ¡Cero! Me aconseja, me aporta ideas, creatividad. Ambos nos damos consejos en nuestros trabajos, nos gusta potenciarnos.
Eduardo: Para mí es fundamental que en una pareja los dos crezcan y los celos van en contra de eso. Yo lo que más deseo es que ella sea feliz y que todo lo que tiene para dar a nivel laboral lo pueda hacer realidad.
–¿Les gustaría ser padres?
Eduardo: Obvio. Nuestra prioridad es la familia, el matrimonio, nos proyectamos al futuro para siempre. Yo quiero morir en los brazos de Elina y todo lo que traiga este matrimonio es más que bienvenido. Estamos en manos de Dios en ese sentido.
Elina: Absolutamente. Siempre decimos que es una decisión de Dios y que va a decidir lo mejor para nosotros. Si viene el bebé, será un regalo de la divinidad. No dudo que dar vida debe ser algo maravilloso, pero estamos relegados a Dios, que es el único que sabe esa respuesta. Él podrá decidir qué es lo mejor para nosotros. Nuestro amor siempre será divino porque es único.
Eduardo: Nosotros siempre decimos: “Por siempre…”.
Elina: “Y para siempre…”.
Eduardo: “Vos…”.
Elina: “Y yo”.