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Fotoperíodo, Luna de miel y solsticio de verano, por Tomás Cortés

FOTOPERÍODO

Los ritmos circadianos en los animales, son importantes para determinar tanto los patrones de sueño como los patrones de alimentación, así como para la actividad de los ejes hormonales, lo que a su vez es imprescindible para adivinar o intuir su comportamiento.

Ahora en el tiempo del solsticio de verano es cuando los días son más largos, con más horas de sol, empieza a hacer más calor durante más tiempo, todavía no se han secado las charcas pero los arroyos ya no corren y las riberas de agua tienen las aguas estancadas, pendiente de que el sol las vaya secando de forma lenta pero paulatina.

¿De verdad qué podemos pensar que los animales tienen el mismo comportamiento que durante el resto del año? ¿Acaso lo tenemos nosotros?

Es, por ejemplo, en las horas centrales cuando más temperatura soporta el terreno debido a la poca sombra proyectada por el sol, cuando el campo se silencia, dormita, reposa, buscando resuello, entonces algunos animales buscan el frescor de los valles de las umbrías protegidos por las sombras de las copas de los árboles, que al estar tupidos en forma de casquete foliar, sí ofrecen una pequeña sombra en el resto de los espacios de campo.

De la misma forma que en los días fríos del solsticio de invierno, donde las heladas son comunes, y el monte está congelado, los animales buscan las solanas, es en esta época cuando los animales buscan el agua y el frescor de la poca hierba verde que haya, por supuesto que esta se encuentra en los veneros, valles, charcas y ríos.

La influencia del fotoperíodo

En el caso del corzo (1) está demostrado que un invierno con pocas horas de sol afecta al desarrollo de las cuernas, haciendo que sean más pobres, pues de la misma forma son necesarias las horas de sol para el desarrollo de las cuernas de nuestros venados, teniendo una gran complicidad y compatibilidad con el aporte de comida del campo, quiero decir con ello que ambas son dos variables fundamentales a la hora del desarrollo de los animales.

Según un estudio de un doctorado de la Universidad de Córdoba (el cual he hojeado por encima) centrado sobre la influencia del fotoperíodo en el ganado ovino, nos dice que el ritmo circadiano de secreción de melatonina traduce los efectos del fotoperíodo sobre la función de la reproducción (2), pero la regulación del ciclo reproductivo a lo largo del año por el fotoperíodo es más complejo que el resultado estimulatorio de los días cortos y los efectos inhibitorios los días largos, el inicio de estación sexual se produce a mediados de agosto.

Por no extenderme mucho en este punto, diré que el sol provoca la segregación de melatonina, pero además cuando más incidencia solar se tiene hay más puntos de producción de melatonina.

Bien, resulta que cuando empieza a disminuir la producción tanto de la melatonina como de los receptores, en el caso del ovino, es cuando se empiezan a activar los animales sexualmente.

Todo está en función para que la época de la paridera coincida con la máxima producción de alimento en el campo

Curiosamente el venado, gamo y el muflón les sucede lo mismo con el fotoperíodo, pues tienen su época de máximo apogeo sexual en los meses de septiembre, octubre, noviembre, eso sí, pudiéndose dicho periodo extender o reducir en función de múltiples variables. Todo ello para que la época de la paridera coincida con la máxima producción de alimento en el campo, con el objetivo de sacar adelante a la siguiente generación.

¿Cómo influyen las máximas horas de sol en el comportamiento animal?

Es pues esta variable la que más influye en el comportamiento animal, pero entonces, en junio, ¿cómo influyen las máximas horas de sol en el comportamiento animal?

Aun a riesgo de meterme en una piscina sin agua, me atrevo a pronunciarme que si bien es cierto que las especies de caza mayor suelen sincronizar sus partos para la época de mayor abundancia de comida (esto es la primavera), es cuando se acerca el estío cuando nos marca el destete en los animales al empezar a haber una mayor carestía alimentaria, quizás no todas las especies, pero desde luego se reduce un cambio en la dieta pues al faltar la hierba y abundar el pasto seco la madre no puede producir ni la cantidad ni la calidad de leche necesaria para la cría, a la cual irá paulatinamente retirando de la lactancia.

De este modo la cría irá ampliando con pasto, hierbas y todo aquello que le produzca la energía necesaria para su desarrollo.

Los venados terminan de formar sus cuernas

En el caso de los venados, es en esta época cuando se le terminan de formar las cuernas, aún con borra, debido a la aparición gradual de la testosterona, que da forma a sus cuernas, así como la retirada de pasto vegetal en verde, pasando a pasto seco.

Todavía está el pasto verde, las puntas redondeadas aún, el candil se aprecia de forma incipiente, la borra está plena con todo su grosor, se puede decir que está en pleno proceso de crecimiento.

Hay tan solo quince días de diferencia entre una foto y otra, aunque sin lugar a dudas se puede apreciar un desarrollo significativo en esos quince días.

El candil ha salido y las varas continúan su ascenso en largura, las luchaderas y contras se vuelven más astifinas.

Ciertamente bajo mi modesto saber es la abundancia de comida la que propicia un mayor desarrollo de la cuerna, si bien es cierto también que la incidencia del fotoperíodo les empieza a marcar el TEMPUS FUGIT del crecimiento de las varas.

La época ideal para establecer la salud de la población

En cuanto a los cochinos se puede decir que es la época ideal para verlos y donde podemos establecer la salud de la población, debido a que podemos juzgar cómo han sido las parideras de las cochinas, ahora es el momento cuando las piaras salen del monte con sus juguetonas crías inundando la sierra de ruidos y peleas, cierto que se producen muchas bajas por los zorros y las rapaces, pero la paridera ha sido buena y nos muestra que la población ira ‘in crescendo’.

En la fotografía de arriba se aprecia como a pesar del parto y la lactancia las hembras no han sufrido la crianza como otras veces, estando gordas y fuertes preparadas para sufrir los rigores del estío. Con lo que es de suponer, que gracias a una mayor alimentación las hembras sacarán más crías adelante, aparte de poder cubrirse otra vez pronto, aumentando así su progenie y dejando sus genes en las siguientes generaciones.

Definitivamente, es en este mes de días más largos cuando más información le podemos arrancar al monte para la futura temporada, para equilibrar poblaciones y establecer algunas medidas sanitarias en aras del bienestar poblacional.

LUNA DE MIEL fotoperíodo

Fotoperíodo, Luna de miel y solsticio de verano, por Tomás Cortés

A pesar de que no quería hablar de la luna pues ya en la trilogía dejé características, nombres, colores, situación de ella, me ha parecido curioso el hecho de que la luna llena de junio se denomine Luna de miel.

Está demostrada la influencia de la luz sobre las gallinas ponedoras. De forma que a mayor luz mayor número de puestas, y al revés, esto es una cuestión que los industriales conocen y estimulan o ralentizan la producción de huevos en base a las necesidades del mercado básicamente con los parámetros de la alimentación y la luz artificial.

Bueno, pues esto enlaza con la luna en el punto que, al haber más horas de luz, las abejas están más activas en sus vuelos recolectando el polen para elaborar su miel, siendo por tanto la época cuando producen más miel, lo que provoca que la luna llena de junio se conoce como Luna de miel.

Parece ser que, desde la antigüedad este hecho se asociaba con la fertilidad, en época romana se quedaba una vasija con hidromiel en las habitaciones de los recién casados para aumentar la fertilidad.

Ciertamente después del rito matrimonial decimos que se produce la Luna de miel, aunque al menos yo desconocía el porqué de ese nombre.

Posteriormente se hizo viral el nombre de Luna de miel para denominar las vacaciones de los novios que siguen al rito matrimonial celebrado.

Antiguamente muchas parejas retrasaban sus bodas a junio para tener fertilidad pues con la hidromiel y conjurándose a los dioses tendrían (o eso pensaban ellos) un mayor futuro matrimonial y mejor descendencia.

SOLSTICIO DE VERANO fotoperíodo

Marca el solsticio de verano el día más largo del año, cuando el día vence por goleada a la noche.

Cuando el sol permanece más tiempo alumbrando a la zona de la Tierra en donde nos encontramos (hemisferio norte).

A pesar que realmente el solsticio es el 21 de junio, es el 24 cuando se celebran las fiestas de San Juan con sus conocidas hogueras, cuya función pagana es dar más fuerza al sol para que compita con la noche, pues a partir de ese día el sol va perdiendo de forma paulatina su fuerza hasta llegar a su punto mínimo en el solsticio de invierno.

Días largos, paulatinos, constantes, calurosos, con necesidad de agua, pero sin carestía aún de ella, con alimento en abundancia, pero cada vez alimenta menos, las charcas con los cantos de ranas a montones delatan su época, las crías de los zorros cometen las imprudencias de los cachorros, las rapaces han sacado sus huevos y ya hacen los polluelos sus primeros vuelos.

Los pájaros tempraneros en la cría son capaces de sacar una segunda pollada, muchos de los pájaros volandones se quedan en los estómagos de jinetas, zorros, garduñas, visones, meloncillos, jabalíes que hay muchos animales con hambre, los guarros buscan en las charcas cualquier pollo de ave, como los patos, o fochas, a los cuales se tiran sin piedad, en tierra son los gazapos los que forman parte de su dieta de proteínas.

El oportunista jabalí saca provecho de la situación

En un estudio desarrollado en el delta del Ebro se descubrió que en el estómago de los jabalíes había muchos restos de patos adultos, esto es lógico pues es cuando cambian las plumas y entonces el pato no puede volar, con lo cual eran capaces de mantener una camada mayor debido a su alimentación, poniendo en peligro el ecosistema.

Es nuestro oportunista amigo EL JABALÍ el que saca provecho siempre de esta situación, que empieza a iniciarse la época de carestía y su comportamiento nos marca una marcha desde lo profundo del monte, hasta las riberas y regadíos o huertos, puesto que es allí donde se puede aprovechar de comida, pero esto comienza a partir del solsticio, con los calores de esa época.

MI VAQUEO EN EL SOLSTICIO fotoperíodo

Ahora en lo concerniente a la caza confieso que en esta época me vuelve loco el vaqueo, ya sabéis, aquello de cazar a la salida de las reses y los cochinos del monte por la noche o por el contrario de madrugada cuando estas últimas acuden a encamarse, después de sus campeadas en las dehesas.

Es el vaqueo una de las prácticas que más me gustan por naturales y porque juegas de poder a poder con las piezas.

Tienes que adivinar sus querencias, sus veredas, el comportamiento que tendrán, la hora a la que vendrán, camuflarte con las encinas, quitarte el aire, no hacer ruido, definitivamente para mí esto es cazar de una forma más limpia.

Vaqueo versus espera fotoperíodo

Un año atrás hablando con un amigo (‘J’) veterinario y muy cazador surgió la conversación siguiente:

–Yo tengo puesto cuatro comederos que atiendo y que sigo regularmente y suelo tener bastante acierto pues entran y algunos mato todos los años, –me comentó ‘J’.

–Pues yo no pongo comederos, ni me pongo a las bañas, a mí me gusta cazarlos al alba en los pasos que toman para meterse en la sierra, no mato mucho, pero me divierto horrores.

Toda su reacción a mi alegato fue decir que yo era muy antiguo y que por eso mataba poco, ahora bien, quiso que un par de veces por fortuna mi amigo hiciera esto del vaqueo sin darse cuenta y desde entonces su pensamiento a este respecto cambió.

Me lo contaba con la cara iluminada, la sonrisa en la boca, había conseguido saber la vereda que llevaba a un buen guarro a su encame, los comederos los tenían tomados las hembras con la chavalería mientras que el macho no aparecía en el comedero, cansado de no verle una de esas veces que estaba en el campo se fue a poner como quien no quiere la cosa en un rabo de monte un poco más fragoso, más arropado y más cubierto, pensando aquello de «si fuera macho me encamaría ahí».

Culminó el lance con un navajero en el suelo, pero el subidón que le dio el lance de poder y demostrar ser más listo que el guarro fue incomparable. Desde entonces simultánea el vaqueo con las esperas.

Comportamiento de los cochinos en los días largos

Si bien la práctica del vaqueo merece un desarrollo en un texto mas grande y extenso, en esta parte que tocaré de refilón, me voy a centrar en la influencia en el comportamiento de los cochinos en los días más largos.

Es de sobra conocido los hábitos nocturnos de los jabalíes, por ello los buscamos en el mundo nocturno, pero esto no es un AXIOMA, tampoco podemos considerarlo como una máxima, es en esta época con más horas de sol cuando el jabalí tiene que empezar a hacer caminos más largos desde el encame a la comida o al agua, pues en la sierra la comida se vuelve más difícil, más seca, menos nutritiva, carente de proteínas, al contrario que en el llano que todavía están las cosechas en el campo, hay verde en las hojas de cereal no cosechadas, aún hay trébol y pasto de hoja ancha, las riberas tienen renacuajos, ranas, cangrejos, en la dehesa comen gazapos, polluelos, en definitiva, nuestros amigos omnívoros pasan más tiempo al descubierto en la dehesa que en el monte.

Aquí pongo una primera deducción, puesto que tiene más distancia a los puntos de comida y bebida y puesto que dura menos la noche, el jabalí pasa más tiempo al descubierto. Por ende, hacen nuestros cochinos más vida diurna de lo normal.

Cochinos tumbados en medio de la dehesa fotoperíodo

Es en esta época después de levantarme y cuando creo que se me ha pasado la amanecida, cuando en multitud de veces me los he encontrado retirándose al monte en horas que ni siquiera pensaba que estarían en terreno abierto.

Pero es más, me ha sucedido algo más de un par de veces que los he encontrado tumbados durmiendo en mitad de la dehesa sin más cobertura que el pasto amarillo y seco, lo que hace un contraste tremendo con el negro de su pelaje.

Me sucedió una vez después de terminar en una mañana con un vaqueo por lo avanzado de la hora, que al retirarme de camino a casa ensimismado en mis pensamientos, de repente vi un bulto cercano a una encina que desde lejos me parecía la porra o cepa de una antigua encina de las cortadas por enfermedad de ‘la seca’, mientras me acercaba veía algo raro en el bulto por la forma cóncava, dude tanto pues pensaba que era una piedra, lástima el no haber llevado la máquina de fotos, pues la estampa fue digna de retrato, al final, tras salir de mi asombro me di cuenta de que era un guarro.

La ‘chavalería‘, jabatos y rayones fotoperíodo

Otro caso que me sucedió fue cuando me tiré una semana detrás de un guarro grande yendo a la gatera en la malla por la mañana y por la noche, madrugando y trasnochando, una de esas veces me sucedió un hecho maravilloso.

Resulta que, por la gatera, primero pasaban tres o cuatro hembras con sus jabatos, yo estaba puesto a unos cuarenta o cincuenta metros tal vez, tan solo de la gatera.

Pasó primero una hembra como asegurándose de la ausencia de peligro al otro lado, yo permanecía inmóvil y con el aire correcto, la oscuridad de la noche se fue agrandando, minutos después salió la ‘chavalería’, los jabatos y rayones, jugando con sus chillidos y peleas, rompían el silencio, de vez en cuando el gruñido de alguna de las guarras imponía silencio mientras continuaban saliendo más rayones de la gatera, no los llegué a contar pero creo que habría de quince a veinte entre rayones y bermejos, guarras habría unas cuatro.

Algo mágico y extraño fotoperíodo

Las guarras continuaron el paso hacia el monte atravesando el pequeño collado en el cual se encontraba la gatera, la vereda limpia de rastro marcaba la trayectoria para ir a los rasos, continuaba de forma recta y perpendicular a mi posición.

El caso es que los rayones jugando se iban dispersando, hasta el punto que uno de ellos se me vino a los mismos pies, supongo que lo haría extrañado por saber que era aquella figura en la noche.

Sucediéndome algo tan mágico y extraño como tener un rayón al alcance de la mano, no duró el momento mucho tiempo, gracias a que un cloqueo de una guarra sonó en ese momento, llamando a su prole al orden.

Pensaba que si me sacaban las cochinas con su bufido me hubieran fastidiado el puesto, aunque también si sentían peligro para sus rayones se hubieran venido a por mí (de eso no tengo duda, que ya me han corrido alguna vez).

Lentamente los rayones, se fueron yendo por la vereda que había tomado la madre en dirección a la dehesa abierta, cosa que hice yo más tarde en dirección al cortijo, pues ya no veía nada, en ausencia de la luna.

Reconfortante desayuno extremeño fotoperíodo

Cuando te acuestas a la una de la noche y te levantas a las cinco y media o seis de la mañana, sin posibilidad de recuperar horas de siesta pues tienes otras obligaciones que atender, entonces, tienes falta de sueño, lo que te hace estar más irascible, genioso, te hace cometer errores, alterable, furibundo, triste, pero si encima con ese esfuerzo que haces te das cuenta de que no sirve para nada, entonces es cuando te cabreas, pensando que es lo que haces mal.

Tan solo decía si hubiese un poco de luna aguantaría un poco más.

Pasó de esta forma el resto de los días hasta llegar el domingo en el cual tenía que partir para incorporarme al trabajo al día siguiente, después de otra mañana infructuosa, regresé al cortijo para recomponer fuerzas con un desayuno extremeño, pan de horno de leña de encina de Alburquerque, jamón ibérico de bellota de dehesa, de mi propiedad, y el famoso tomate de Miajadas (capital europea del tomate). ¡Vamos que si eso reconforta!

Con el porte de los guarros albares norteños fotoperíodo

Después de hacer unas gestiones decido dar una vuelta a las cámaras para revisar las tarjetas, y de esa forma subo a la sierra con el coche por el camino perimetral.

Voy dando la vuelta por la zona, el reloj marca las once y cuarenta y cinco minutos, paso por la gatera de esta semana donde me bajo y no veo las pisadas del macho grande, tan solo las de la tropa, vuelvo a subirme en el coche, tiro con el coche unos metros adelante quizás diez, doy fe que no fueron más de diez metros, entonces ¡LE VEO!

Grande como un guarro manso, redondo como un charoles, con el porte de los guarros albares norteños, con el costado resbalando agua y barro de haberse metido en una charca cercana, de haberse dado un baño de lodo cinco minutos antes, siendo consciente de su fuerza se aleja del coche a un trote cochinero, sin miedo, para mi suerte llevaba el rifle en el coche, me dio tiempo de frenar, echar el freno de mano, coger el rifle, subir una bala apuntar y de un disparo acabé con él sin que sufriera de modo alguno.

El hecho me desconcertó enormemente, a las doce de la mañana se ha bañado y en vez de huir se paseaba por ahí como dueño de aquella morra.

Identifiqué (o al menos así lo creo yo) al guarro como el que había herido a dos de los perros que tengo en el cortijo, pero además de buen corte a ambos. A un border collie, y a una perra boxer, que me los tenía breados a navajazos, y eso que ambos perros saben lo que se hacen.

Otro encuentro similar fotoperíodo

Ahora en esta época los paseos al salir de amanecida, duran más tiempo, la semana pasada el sábado me sucedió otro tanto parecido, salí de amanecida, después de un par de horas voy andando por otra cerca adehesada, me acompaña una perra mezcla de boxer y presa canaria que tiene cuerpo de atleta, la fuerza en los remos de un herrero y la mordida de un león. Si bien no la tengo enseñada a la caza, tan solo al ganado.

Ya lo decía Gabriel y Galán en su poema ‘El ganadero’.

«Tiene dos perros de presa

De boca ancha, bien dentada,

Por si una res empicada

Se desmanda en la dehesa» fotoperíodo

Como decía retornábamos a la casa, la perra que echa el hocico al viento, pero no detecta nada camina unos cien metros delante de mí, yo estoy seguro de que no voy a ver nada por la hora que es, continúo con la marcha, el pasto entrecruzado me provoca unos cuantos traspiés con lo que busco las veredas entre el pasto.

‘Pelea de colegio’ entre el cochino y la boxer

A mi derecha una malla ganadera marca la separación de una cerca para el ganado, entonces lo VEO un guarro buscando el paso, negro como un tizón de tamaño mediano, me echo el rifle a la cara y le meto en el visor, lo observo detenidamente, no es grande le calculo unos dos años, pero me sorprende tanto verlo a plena luz del día tan al descubierto…

…Al pararme la perra me busca y entonces lo ve, se va a por él, le acomete y el guarro retrocede, pero tan solo unos metros y no da la espalda a la perra, eriza las crines para parecer más grande, entonces es el guarro, el que acomete a la perra, esta hace la misma jugada retrocede sin perder la cara, y vuelve acometer ladrándole, todo esto sucede con la malla ganadera de por medio sin llegar a tocarla ninguno de los dos, vamos, que es el caso de las peleas de colegio de «sujétame que le mato» y el otro que se pelea hace lo mismo, definitivamente se miden las fuerzas pero nada más.

Cazar tres veces el mismo guarro

Por mi parte le apunto un par de veces más recreándome en el visor, sin duda tiene un par de años, esto no se debe matar hay que dejarlos crecer, pasa un par de minutos y el guarro se va por otra parte, yo llamo a la perra para evitar que le siga.

Cuando llego al cortijo me preguntan.

–¿Has hecho algo? fotoperíodo

–Pues sí, he matado un guarro por lo menos tres veces.

–¿Cómo es eso de matarlo tres veces?

–Sí, te explico lo he tenido apuntado con el rifle pero le he disparado mentalmente, era un guarrete valiente y bravo, que ya si Dios quiere nos veremos en otra ocasión.

Fotoperíodo Un artículo de Tomás Cortés Sánchez

Dedicado a mi primo Javier Cortés, por un guarro grande que mató hace unos años en un coto que teníamos ambos, en la recogida de la mañana, al encame de la sierra, entendiendo el sitio por donde debía pasar y el momento oportuno con tan solo analizar la situación que se presentaba, al ver que donde estaba puesto no era el sitio correcto para el lance que queríamos tener.
(1) Chevreil, cerf, sanglier, pag 41.
(2) Doctorado zootecnia y gestión sostenible de la Universidad de Córdoba.

Otros artículos de Tomás Cortés Sánchez Fotoperíodo

⇒ El Lucero del alba, Venus y la caza del jabalí

→ La Luna, Artemisa y la caza en la noche

⇒ Atalanta, la Luna del cazador y Madrid

→ Equinoccio de otoño

⇒ Agronomía y caza (I)

→ Agronomía y caza (II)

⇒ Agronomía y caza (y III)

→ Solsticio de inviernoFotoperíodo

⇒ ‘Cogito ergo sum’ (pienso, luego existo)

→ Equinoccio de primavera

⇒ Quitasueños, ¿un error nocturno?

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