Cuando oímos la frase “luna de miel”, es inevitable que nuestra mente no viaje de pronto a destinos con playas de arena fina y blanca y aguas turquesas y cristalinas. Nos invade una envidia profunda de imaginarnos a los novios pasando semanas en camas balinesas, debajo de palmeras y en esas cabañas que se construyen a pie de costa y literalmente. Pero hay vida más allá de la típica luna de miel en lo que todos conocemos como paraíso. Y no precisamente porque cada vez más novios elijan como plan para sus días de vacaciones de luna de miel el turismo, que también y va implícito en una de las actividades que se lleva ahora: pasar la luna de miel en un castillo.
Y no se trata de hacer el viaje de novios a un castillo cualquiera, no, sino a alguno con años de historia. Estos son los que más encanto tienen y no solo por lo obvio: que son totalmente fotografiables y son, en definitiva, lugares de ensueño. Pero lo mejor es que cada uno esconde sus propias historias y recuerdos después de siglos en pie.
No encontraréis un escenario más bucólico que un castillo para vuestro viaje de boda, aunque, claro, el castillo en cuestión será solo el lugar donde os alojaréis mientras descubrís las ciudades, pueblos y rutas medievales donde se encuentran estos castillos.
Así que, si quieres sentirte como una auténtica princesa del Renacimiento y sueñas con una luna de miel para perderse, rodeada de naturaleza, ciudades clásicas y pequeñas e incluso pueblos, no hay lugar mejor para hospedarse que un castillo como estos para ir aclimatándose a lo que te espera por descubrir de tu destino de luna de miel.
No hay que irse muy lejos para encontrar el castillo de ensueño para disfrutar de la luna de miel como si te hubieras escapado de la mismísima 'Juego de Tronos'. Si no disponéis de mucho tiempo y solo os queréis regalar una escapada (aunque sea de momento), el Parador de Sigüenza es una gran opción. También lo es si lo que buscas es una luna de miel tranquila de hacer turismo rural. Se encuentra en Guadalajara, en Castilla La Mancha, a apenas una hora de Madrid.
Este Parador Nacional de Turismo desde 1972 era antes el castillo de los Obispos de Sigüenza, un palacio-fortaleza que se construyó en el siglo XII sobre otro anterior musulmán que databa de comienzos del siglo VIII. Allí vivieron los obispos seguntinos hasta el siglo XIX.
También sin salir de la Península Ibérica encontramos el Parador de Cardona, en Cataluña. De nuevo, al igual que ocurre con el de Sigüenza, es una posibilidad si lo que buscas es disfrutar del encanto rural y de la gastronomía.
Está construido sobre las ruinas de un alcázar árabe del siglo XIV. Fue Pedro I de Castilla quien lo convirtió en su residencia favorita después de transformarlo en el palacio que ahora vemos. Se trata de un recinto amurallado desde el que se puede ver toda la ciudad, por lo que las vistas son inmejorables de los campos catalanes.
Ahora bien, un viaje de boda en un castillo no tiene por qué ser exclusivamente en un entorno rural. De hecho, hay alguna opción en la que se podrá tener también la ansiada e imaginada playa de las lunas de miel. Es el caso del Castillo Hotel Son Vida, en Mallorca.
Se trata de un castillo medieval que Mateu Vida hizo suyo en el siglo XVI. Después, fue adquirido por las familias de la aristocracia Desmás y Truyols, que mantuvieron el nombre pero convirtiéndolo en lo que es ahora, un hotel de lujo hecho por y para disfrutar.
Ahora bien, si lo que buscamos es abrirnos a nuevos horizontes y queremos irnos un poco más lejos, está el Palacio de la Pena en Portugal. Este se encuentra cerca de Lisboa, por lo que la ciudad de los fados puede ser el destino a visitar durante la luna de miel, al igual que Sintra, donde realmente se encuentra, y otros puntos del país que se encuentren más o menos cerca.
Lo mejor de este castillo, además de su situación es su fachada a todo color así como su arquitectura de lo más original, de estilo romántico. Y, por supuesto, su situación estratégica encima del monte y en plena naturaleza.
Fue construido en el siglo XIX sirviendo como residencia a las familia real portuguesa y en 1995 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Ahora ponemos rumbo a Italia porque en la ciudad de la pasta y la pizza hay auténticas maravillas en lo que a castillos se refiere, además que muchas ciudades con historia que visitar.
En concreto, el Castello di Pavone, es un castillo fortaleza piamontés construido entre el siglo IX y el XI. Después, fue restaurado en el año 1888 por el arquitecto Alfredo d’Andrade y desde entonces se ha mantenido su forma aunque ahora es un hotel y restaurante de lujo. Fue declarado monumento nacional en 1981 y es que es uno de los castillos más bellos de Italia.
Por dentro, prepárate para sentirte salida de una historia de la Edad Media.
Quizás no sea el castillo más sorprendente ni impactante, pero lo que sí deja sin palabras es el entorno en el que se encuentra este castillo. Se sitúa en plena naturaleza irlandesa, convirtiéndose en el mirador perfecto para una explosión de colores de las hojas, las montañas, el cielo y el lago que hay a sus pies.
Un destino perfecto para una luna de miel en la naturaleza es el Valle del Loira, en Francia. En esta ruta se juntarán el encanto de la naturaleza, la elegancia francesa y el encanto de los castillos que lo construyen. Uno de ellos es el Chateau de Verrières, un palacio renacentista lleno de magia, en plena naturaleza, con viñedos y un lago a sus pies. Ahora, es un hotel de cinco estrellas hecho por y para la relajación y la desconexión.
Está situado en Perle d’Anjou, el corazón de Saumur, clasificada como Ciudad de Arte e Historia y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a sus calles peatonales de piedra toba, su situación a las orillas del Loira y la tradición que en ella se respira.
Además, como ya avanzábamos, a pesar de no ser uno de los Castillos del Loira que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, está en la misma ruta que ellos se encuentran, por lo que será una gran oportunidad para descubrirlos teniendo como base el Chateau de Verrières.