películasA pesar de lo que digan los críticos, no son deberes para casa: es apasionante (y mucha culpa la tiene Adam Driver)
Por Taylor Antrim
Cuando se trata de hablar de irregularidades políticas, la era Trump ha recalibrado todos los baremos. Y es que en este mundo plagado de grandes crímenes y chanchullos, las fechorías de antaño pueden parecernos hasta pintorescas.
Por eso necesitamos The Report, un apasionante thriller político que se estrenó en un número limitado de cines el 15 de noviembre pero que tiene previsto emitirse en Amazon Prime a partir del 29 de este mes. La cinta escrita y dirigida por Scott Z. Burns recupera un pasado oscuro y reciente de la historia de Estados Unidos: el uso en el seno de la CIA de las llamadas 'técnicas mejoradas de interrogatorio' con los detenidos a raíz del 11S. Protagonizada por un fascinante Adam Driver –que si no fuera por su otro trabajo aún más fascinante en Marriage Story, caería el Oscar 2020 seguro– The Report nos acerca la historia real del investigador del Congreso Dan Jones, quien pasó cinco años recopilando pruebas de que la CIA participaba en casos de tortura y trataba luego de justificarlas apelando a su valor como herramienta de extracción de información (como la que conduciría, entre otras cosas, a acabar con la vida de Osama Bin Laden).
Ahogamientos, posiciones de estrés, privación del sueño, exposición a frío extremo o el empleo de perros fueron algunas de las técnicas que introdujo la CIA durante la administración de George W. Bush, si bien The Report nos recuerda que el presidente Obama tampoco se afanó mucho por destapar lo mucho que se había extendido su uso y lo poco que en realidad reportaban. Jones tuvo que luchar encarnizadamente ya solo para publicar el "sumario ejecutivo" de su informe de 5.000 páginas, documento que si no hubiera sido por la férrea voluntad de su jefa, la senadora Dianne Feinstein (interpretada aquí con la suma exquisitez que acostumbra Annette Bening), quizá jamás habría visto la luz.
La expectación anticipada que ha generado The Report, desde que se proyectara por primera vez en Sundance en enero, ha desembocado en elogios a medias. Los críticos la pintan como si fueran deberes para casa: dos horas de hablar sin parar, recopilación documentos y acalorado debate político (es decir, si te gustó Spotlight, te encantará The Report). Y cierto que Driver se pasa la mayor parte de la película confinado en un sótano sin ventanas y que hay que aguantar cantidad de escenas de él pasando archivos en la pantalla del ordenador. Pero no es nunca una película sosa. Es tensa e inquietante, una vuelta a los thrillers políticos paranoides de los años 70 (las escenas de sus oscuros encuentros con fuentes y periodistas son dignas herederas de Todos los hombres del presidente).
A medida que la película va cogiendo ritmo, es imposible no caer cautivado por la disciplina y el control de Burns. No hay perorata que se alargue innecesariamente y sus escenas de tortura en total oscuridad son desgarradoras sin pecar de gratuitas (apetecible alternativa a las explícitas y abundantes torturas de La noche más oscura, cargada también de propaganda subliminal de la CIA para 'colársela' a los fans del cine de acción). Los villanos son muy villanos (los dos psicólogos de las Fuerzas Aéreas, quienes idearon las técnicas sin base alguna en interrogatorios reales, son particularmente repugnantes; y no te pierdas a Jon Hamm como el jefe de gabinete del presidente Obama, Denis McDonough, completando el triángulo burocrático).
Estoy de acuerdo en que esta película, situada del lado de los hechos y la evidencia, no va gustar mucho más allá de los asiduos a los debates, noticias y tertulias. No es de extrañar en estos tiempos en que el presidente Trump ha prometido reinstaurar los ahogamientos y otras técnicas “mucho peores”, vitoreado por sus bases; o cuando una encuesta en el International Spy Museum, recientemente inaugurado en Washington, D.C., ha arrojado que la mayoría de sus visitantes aprobaría el uso de torturas para detener los ataques terroristas.
Con esto, The Report no es tanto una lección de historia como un recordatorio urgente de que Estados Unidos ha dejado de reclamar el liderazgo moral. La película me dejó exhausto y a la vezconmocionado, sobre todo por el trabajo de Driver. Es la encarnación más realista de la conciencia moral que he visto en mucho tiempo. Controla escrupulosamente su indignación... hasta que ya no puede más. Y cuando lo veas soltarla, gritando a todos esos burócratas y oficiales de inteligencia con intereses creados, su furia te pondrá en pie.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com