Un juez de Bell Ville aceptó el pedido de una mujer, en nombre de su hija de 10 años, para que se invierta el orden de los apellidos de la pequeña por falta de contacto con su papá, y ordenó que sea inscripta en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas con el apellido materno en primer lugar y el paterno en segundo.
Desde el Poder Judicial informaron este martes la resolución del Juez de 3ª Nominación Civil, Comercial, Conciliación y Familia, Eduardo Bruera, para que M.S.P.G. sea inscripta como S.M.G.P., identificándose con el apellido materno en primer lugar.
Según Bruera, quedó demostrado que el uso del apellido paterno le provocaba malestar y angustia, y que socialmente era reconocida con su segundo nombre y el apellido de su mamá.
Para el juez, el “principio de inmutabilidad” del nombre no es absoluto, y puede ser soslayado cuando existan razones que provoquen el menoscabo de quien lo lleva. Para la resolución valoró especialmente un informe psicológico en el que queda evidenciado el interés de la niña por ser llamada con el apellido con el cual se identifica: el de su mamá.
Según el estudio, el abandono de la relación paterna le genera un agravio y un sentimiento de rechazo a llevar el apellido de su papá.
El juez Bruera destacó que “la paternidad requiere que se ponga en acto todos los días, pues son los hijos los que nos hacen padres”. Y añadió: “La inmutabilidad del nombre, que hace a la individualidad de las personas y a la seguridad de los derechos de terceros, debe conjugarse con la identidad personal”.