Adam descubre que la joven que acababa de llegar a la vida de Kerr, el hombre al que han intentado asesinar, no era su hija oculta, como ella afirma. La chica es una actriz, contratada por una persona anónima para que la víctima crea esto y se hiciese una prueba de paternidad, y es que… ¡alguien necesitaba saber el tipo de sangre de la víctima!
Encadenando las deducciones, Morgane logra reconstruir parte del rompecabezas: el asesino llamó a la ambulancia antes de cometer el asesinato. Quería que Kerr siguiera vivo, pero que tuviera muerte cerebral: el hombre fue asesinado por sus órganos.
Morgane llama a una ambulancia desde el lugar de los hechos controlando los tiempos al segundo. Alguien necesitaba un transplante del hombre con el tipo de sangre 0 negativo ya que solo hay un 6% de la población que tiene ese tipo de sangre.
Adam no da crédito a las tácticas de Morgane para avanzar, a pasos agigantados, en sus hipótesis que confirma en apenas unos minutos.