La cigüeña dijo sí. Lo marcan las dos rayitas -o la palabra "Embarazada"- del test de embarazo casero que te acabás de hacer, respetando paso a paso las instrucciones. Es la confirmación, ya no hay dudas.
Más allá de algunos que otros síntomas que puedan aparecer en los primeros días de gestación -algo de cansancio, malestar, dolor de ovarios y, fundamental, un retraso en la menstruación - si el test da positivo hay un 99% de probabilidades de que estés embarazada.
Lágrimas, temores, abrazos y tal vez hasta un primer cálculo mental de la fecha en que debería nacer el bebé. Pero pasados los primeros minutos de shock, llegan las preguntas: ¿Y ahora, por dónde empezar?, ¿qué hacer si la prueba de embarazo es positiva?
Pedir un turno con un obstetra. Eso es lo primero que hay que hacer si la prueba doméstica de embarazo es positiva. El médico solicitará un análisis de sangre -con una precisión de entre 99 y 100%- que no sólo reconfirmará las sospechas sino que, además, permitirá conocer si el embarazo es normal: los niveles de hormona Gonadotrofina Coriónica Humana (hCG) - la señal más precisa que puede dar el organismo de la presencia de un embrión- se deben duplicar cada 48 horas. En el caso de que un primer análisis detecte un nivel bajo de esta hormona, la prueba se repetirá a los dos días para medir su evolución.
En la semana seis de embarazo, cuando ya es posible detectar el saco gestacional -y en muchos casos hasta escuchar el latido del corazón del bebé- el especialista ordenará una ecografía transvaginal para calcular, de acuerdo al tamaño del embrión, su edad gestacional y estimar la probable fecha de parto (también se basan en datos como la última menstruación).
Ya con esa información imprescindible, el obstetra completará los datos importantes en tu historia clínica: antecedentes familiares de la pareja, alguna enfermedad crónica, si hubo abortos previos, los hábitos de vida (alimentación, si fuma o no, actividades deportivas). Y controlará tu peso y presión arterial, rutinas que se repetirán en las siguientes consultas durante todo el embarazo.
En caso de ser necesario, te recetará algún suplemento vitamínico, entre ellos, importantísimo, el ácido fólico -muchas veces ya incorporado en los meses previos al embarazo- que disminuye el riesgo de algunas anomalías congénitas.
Los primeros controles también pueden incluir otros análisis de sangre y orina para determinar tu grupo sanguíneo, niveles de hemoglobina, anticuerpos para hacer frente a posibles infecciones como rubeola, toxoplasmosis o enfermedades de transmisión sexual. Así como para comprobar los niveles de azúcar y proteínas para descartar la presencia de alguna enfermedad.
Es decir que, si la prueba de embarazo es positiva, el primer paso es ponerse en manos de un profesional que será quien tenga bajo control nada menos que tu embarazo. Por eso, es clave encontrar un obstetra a quien le puedas plantear con naturalidad tus inquietudes, que se muestre dispuesto a escucharte, a comprender tus temores y que sea claro en sus explicaciones. En definitiva, que te haga sentir cómoda, segura y contenida en esta etapa tan importante de tu vida.
La primera prueba fehaciente de un embarazo se obtiene al realizar el test casero, un kit que se vende en todas las farmacias, sin receta médica. Existen varias marcas y sistemas que indican un resultado positivo -o un negativo-, desde los clásicos con rayitas hasta una versión digital con una pantallita de LCD donde a los pocos minutos aparece la palabra "Embarazada" o "No embarazada".
Más o menos sofisticados en su presentación, pero fáciles y rápidos de usar, lo cierto es que todos se realizan con una pequeña muestra de orina -lo ideal es que sea la primera de la mañana, o con tres horas de retención- y se basan en medir los niveles de hCG, la hormona específica del embarazo y mismo parámetro que se mide en los análisis de sangre que prescriben los médicos.
¿Cómo se usan? Los test más comunes incluyen una tira reactiva que debe colocarse bajo el chorro de orina por 5 a 10 segundos. Algunos contienen un pequeño recipiente para recolectar la orina e insertar en él la tira reactiva.
Luego de unos minutos -3 a 5- la tira reactiva muestra el resultado. Según la marca y el modelo, puede ser una línea (negativo) o dos líneas (positivo) o un signo + o –.
Los más modernos, de sistema digital, poseen un sensor que “traduce” en palabras la presencia o no de hCG y el resultado se puede visualizar en la pantallita: “Embarazada” o “No embarazada”, además de indicar una aproximación de las semanas desde la concepción.
Un dato importante: aun cuando las líneas o las letras sean un tanto borrosas, si el test da positivo, hay un 99% de que estés embarazada
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